5 etapas después de cortar

Un tipo de pérdida que todas experimentamos en algún momento es el final de una relación que es muy importante para nosotras. Cuando atravesamos esa experiencia, vivimos las mismas etapas que las personas en duelo, igual que si alguien cercano hubiera muerto.

Claro que no es exactamente lo mismo. En una relación, la otra persona está ahí, para interactuar con nosotras (al menos en teoría), y esto complica todo el proceso de duelo porque cambia la dinámica de la relación y se provocan nuevos patrones para lidiar con la pérdida.

Entender estas etapas puede ayudarnos a tener una mayor comprensión de las emociones que experimentamos cuando acabamos de terminar una relación amorosa con alguien. Las invito a conocer cuáles son:

1. Negación

La primer etapa de duelo y ya sea que vayas o regreses entre etapas, esta será la primera más común. Es el momento donde no estás lista para admitir qué pasa; sabes que las cosas ya no están bien, pero no quieres lidiar con la situación y esperas que sólo sea un momento difícil. No quieres saber si te engañaron, si te mintieron o si sencillamente terminó. Prefieres pensar en los momentos felices y vivir bajo esos recuerdos que te hacen sentir bien.

Aun cuando tú y tu pareja ya admitieron en voz alta que hay un problema, puedes seguir viviendo en un periodo de negación. Seguirás buscando que “hablen al respecto” y querrás que trabajen en el problema. Puede que regreses a esta etapa más adelante, dependiendo de lo mucho o poco que interactúes con tu ex.

2. Ira

Esta es la etapa de todos experimentamos después de un rompimiento. Desafortunadamente, muchas personas tienen miedo de la ira (de otros o la personal), por lo que se niegan a reconocer esta parte del proceso de duelo. Si te privas de este momento, el proceso no se completa y eres incapaz de seguir adelante… sí, quizá porque no te permitiste sentir ira como parte de rompimiento, todavía no superas a tu ex, ¿ves la importancia de cada etapa?

Si te preguntas con quién enojarte, la respuesta es con un montón de personas. Primero tu ex por no querer trabajar en salvar su relación (si fue el caso). Contigo misma por los errores que cometiste en la relación. Puedes enojarte con Dios y el universo, o con la vida misma, porque las cosas parecían estar bien y ahora son todo menos eso.

Puedes enojarte con otras personas de tu vida y de tu pasado. Tus padres por hacer lo que hicieron que ahora eres incapaz de hacer funcionar la relación, con tus amigos que te dijeron que tu esposo te estaba engañando o con los amigos que no te dijeron nada; enójate con quien esté a tu alrededor.

Sí, la ira y el enojo pueden asustarte, pero es una parte real del proceso de duelo. El momento importante es cuando reconocemos esa ira y trabajamos con ella de manera sana y segura. NO AUTOESTRUCTIVA.

Escribe cartas que no mandarás, pero donde viertas todos los sentimientos que lleves dentro. Trabaja con un consejero, busca terapia de grupo, respira, lo que sea necesario para que no reprimas ese enojo, que sólo regresará más tarde para hacer la situación mucho peor.

3. Negociación

En el caso de la muerte, negociamos con Dios para que nos regrese al ser querido. En el caso de las relaciones la negociación se realiza con la pareja o con nosotros mismos. Por lo general aparece después de la ira, pero muchas personas la experimentan la negociación antes, al querer salir de la negociación y trabajar las cosas con su pareja.

La etapa de la negociación, es el momento en donde tratas de hacer compromisos y promesas. El momento en donde empiezas a hablar de tener una relación abierta o sobre como una relación a distancia puede funcionar. Es cuando te dices a ti misma que harás  X, Y, Z para ser una mejor pareja y así la relación no tengan que terminar. Es la etapa donde ofreces algo tuyo por algo de la persona.

Y sí, negociar a veces funciona. Puedes ver que hasta es una forma constructiva de llegar a un arreglo contigo misma, tu pareja y hasta con Dios. Pero la mayoría de las veces es sólo el tercer escalón de nuestro duelo, donde aprendemos a lidiar con el de que la relación que tuvimos con alguien ha llegado a su fin.

4. Depresión

Después de la negación, la ira y la negociación, nos damos cuenta que las cosas de verdad han llegado a su fin y es ahí cuando nos deprimimos. Nos sentimos abrumadas, indefensas e impotentes, llenas de tristeza por la pérdida que experimentamos. Sentimos que nunca jamás en la vida de las vidas, vamos a conocer a otra persona que nos haga sentir tan bien como esta última. Creemos que ya no volveremos a ser felices por nuestra cuenta, como lo fuimos con esa persona. Sentimos que las cosas no volverán a ser las mismas y nos pon mal. 

Este el momento más importante para cuidar de nosotras mismas. Debemos descansar lo suficiente, porque esta etapa es particularmente exhaustiva. Comer bien, ejercitarnos y tratar de mantenernos saludables. Hay que rodearnos de personas que nos quieren y nos apoyan, aquellos que nos ayudarán a sentirnos bien con nosotras mismas.

Y debemos obligarnos a salir y hacer cosas que nos gusten, aunque creamos que es la última situación que queremos vivir en ese momento. Pero aun cuando de verdad hagamos todo lo anterior, debemos reconocer nuestra depresión. Hay que admitir nuestras emociones; necesitamos llorar.

Para lidiar con la pérdida, debemos de sentir las terribles punzadas de tristeza que vienen con la mayoría de las pérdidas. No temas decirle a los demás, y a ti misma, que estás triste y que no sabes cuánto tiempo vas a estar así, pero que eventualmente dejarás de sentirte triste. La depresión es una emoción poderosa, pero sólo es una emoción y eventualmente tiene que pasar.

5. Aceptación

Lo creas o no, al final de todo este proceso, llegará el día en que aceptes la situación. No importa el número de veces que vayas y regreses entre etapas, en un punto te darás cuenta que el proceso de duelo terminó. Por fin.

Pensarás en tu ex y hasta te lo encontrarás y ya no te sentirás triste ni enojada. Ya no intentarás arreglar las cosas, ni la culparás de las cosas que tú hiciste. Cuando aceptes que las cosas son como son y que terminaron como lo hicieron, habrás crecido como persona y como mujer y eso está muy bien.

Aunque haya días que de verdad piensas que nunca llegarás a la quinta etapa, no te mortifiques. Si manejas adecuadamente las otras cuatro etapas del duelo, entonces llegarás tranquila y en paz al último escalón del proceso.

¿Qué les parecen las etapas? Cuéntenme en la parte de abajo.