En defensa de la copa menstrual

Recibe lo mejor de nuestro contenido en tu correo SUSCRÍBETE

Al hacer click en Suscribirme quedarás registrad@ a nuestro boletín el cual podrás cancelar en cualquier momento.

Estoy a punto de cambiarme a la copa menstrual para siempre. Es una alternativa ecológica y no desechable ante las toallas y los tampones: las primeras me incomodan y están hechas de materiales no tan amigables y con los segundos me da un miedo permanente de tener SST y que me tengan que amputar una pierna como le pasó a esta modelo.


Sin embargo, en México, conseguir una copa menstrual no es cosa de ir al súper y elegir tu talla. Se consigue a través de distribuidoras ecológicas, tiendas, organizaciones de educación sexual e internet. Como la copa no cuenta con certificaciones sanitarias en el país, casi todas las marcas son importadas de países desarrollados, donde sí tienen una certificación para cada cada tipo de producto.


En febrero de este año, Cofepris difundió una alerta sanitaria en la que recomienda “no adquirir ni utilizar dichos productos” porque “pueden generar un riesgo a la salud”. Sus argumentos son que la copa menstrual no cuenta con ninguna certificación en México, que se desconoce la calidad y seguridad de los materiales empleados en su fabricación y que carece de evidencia científica avalada por ellos.


Si es el caso, ¿por qué no se trabaja por certificar adecuadamente los productos sanitarios? Si se desconoce la calidad de los materiales y se carece de evidencia, ¿por qué no se estudia y se investiga? La respuesta puede encontrarse en el hecho de que las toallas y los tampones representan ganancias millonarias para las empresas, mientras que la copa menstrual es, para las usuarias, una inversión que se recupera a los pocos meses.


Además, no se ha emitido ninguna alerta ante el uso de tampones, cuyo uso sí está relacionado con casos documentados de síndrome de shock tóxico alrededor del mundo.


La copa menstrual es un invento revolucionario. En países de África Occidental, por ejemplo, su uso ha permitido a las niñas asistir a la escuela ininterrumpidamente durante la menstruación. Y, en países en desarrollo, la calidad de vida de las mujeres ha mejorado por el peso económico que el uso de la copa les quita de encima.


Por ahora, el comercio independiente es una de las únicas formas de conseguir la copa menstrual en México, por lo que han creado redes de mujeres alrededor de su venta y compra. No hay nada como adquirir un producto de otra mujer que lo ha probado y, cada mes, pasa por lo mismo que tú.

Compartir en Facebook compartir en twitter, se abrirá en otra ventana Compartir en Pinterest Agregar a favoritos Enviar por correo electrónico