¡Me rasqué un granito!

¡Me rasqué un granito!
¡Me rasqué un granito!
Recibe lo mejor de nuestro contenido en tu correo SUSCRÍBETE

Al hacer click en Suscribirme quedarás registrad@ a nuestro boletín el cual podrás cancelar en cualquier momento.

Es como una obsesión, ves ese granito en tu rostro con la asquerosa cabeza blanca y no puedes evitar usar tus dedos para tronarlo. El problema llega cuando el maldito no se quiere ir de tu rostro, y como ya empezaste a rascarle no te queda más que seguirte pellizcando hasta que ese mini granito se convierte en un volcán en erupción.

 

Primero, va el regaño obligado. Siempre es más fácil deshacerte de un granito si no te sacas sangre. Dicho esto, pasemos al control de daños.

 

Paso 1

 

Lávate las manos. Lo peor que puede pasar en esta situación es que el granito se infecte, así que si no lo hiciste antes de los arañazos (tacha, tacha) corre a lavarte las manos.

 

Paso 2

 

Ve a la cocina por un cubito de hielo. Cúbrelo con una servilleta para que no entre en contacto directo con tu piel y aplícalo sobre la zona afectada dándote un ligero masaje circular. No presiones, no embarres, sólo enfría.

 

Paso 3

 

Muele una aspirina y agrega unas gotas de agua potable. Con un q-tip coloca la mezcla blanca sobre el granito. La aspirina tiene ácido salicílico que ayuda a disminuir el enrojecimiento. Déjalo secar sobre tu piel y lava con agua tibia.

 

Paso 4

 

Deja el granito en paz. Ahora es cuestión de esperar a que sane solo. Si tienes que, siéntate sobre tus manos o toma una siesta para que no te estés tocando la cara. Es muy importante que no te sigas jalando la piel.

 

Recuerda usar protector solar incluso alrededor de la herida para prevenir manchas, y evita lo más posible el rascarte los granitos.

 

¿Tienes algún otro remedio para el enrojecimiento?

Compartir en Facebook compartir en twitter, se abrirá en otra ventana Compartir en Pinterest Agregar a favoritos Enviar por correo electrónico