Sobre encontrar el camino a la espiritualidad

Literalmente me siento insegura de cómo poner mi experiencia en palabras. A menudo algunos sentimientos y algunas emociones trascienden a la palabra escrita. Para ponerlo en palabras sencillas, me limitaré a decir que mi muy anhelada búsqueda para encontrar el tesoro de la sabiduría, ha encontrado su destino. Por fin encontré algo que va más allá de los manuscritos. Es la sabiduría; el conocimiento de que debemos buscar por nuestro bienestar interior porque es lo que mostrará nuestra belleza exterior. 

Lo que escribí suena enigmático, ¿no es así? Realmente lo es. Seguro te parece que un corazón desquiciado está abrumado de felicidad y se pone a escribir sobre cuestiones estúpidas. Pero cuando te sientes lleno de felicidad parece que te vuelves un poco molesto. Y eso está bien.

Piensa en ello de esta manera: deseas embarcarte en una aventura, buscas vías adecuadas, sigues buscando, indagando, surfeando el internet para encontrarte una guía inminente de viajes. Pero cuando no encuentras una, tu esperanza por esta aventura no muere.

Al contrario, tu esperanza se sigue acumulando. Entre más buscas, más dejas de entender y tu sed de aventura sólo se hace más fuerte. Y finalmente cuando encuentras una guía que está preparada para llevarte a esa aventura, es cuando tu corazón se llena de dicha, tanto que casi te deja al borde de las lágrimas.

Así es exactamente para aquellos pocos que desean tomar el camino que sólo lleva al conocimiento supremo. Cuando pisas por ese camino en particular, te aseguro que habrá fallas. Pero los fracasos no lastiman. Lo que hiere a un alma en búsqueda es la falta de una guía que nos lleve por esta experiencia espiritual.

Después de años de andar y tropezar con paso pesado a través de montones de libros espirituales, cuando un ser divino te toma bajo sus alas como su discípulo, se tiende a dar un suspiro de alivio, porque por fin llegaste al punto que te ayudará a aliviarte a ti mismo y que te llevará al mundo de la luz.

Mi espera por esa luz que guía llegó a su fin cuando conocí a un alma divina que se convertirá en mi luz por el resto de los días que tenga vida. El 30 de julio del 2014, cuando tomé los primeros pasos en esta travesía que transforma el alma me sentía llena de una inmensa felicidad porque para un espíritu libre como el mío, la aventura de la búsqueda espiritual había comenzado.

Cuando a las semillas que plantamos les crezcan raíces, las hojas deben de salir; el conocimiento se convertirá en un árbol enorme, lleno de frutos maduros que contendrán el conocimiento para la posteridad. Este árbol será el faro de muchos y aun así, seguirá meciéndose al mundo ilustrado.

Este camino que aramos es uno que nunca llega a su fin; sólo crece, haciéndonos más fuertes y más serenos.

(via: Thought Catalog)