El problema de los remedios naturales
Las recetas naturales para humectar tu rostro, las mascarillas caseras para el cabello o incluso los exfoliantes que hacemos con ingredientes de nuestra cocina son buenos y efectivos por tener ingredientes naturales, pero te pueden causar problemas si no te fijas en un pequeño detalle, los productos de las tiendas tienen conservadores que inhiben el crecimiento de bacterias.
Para asegurarte de que tus productos caseros no te están haciendo daño sigue las siguientes recomendaciones.
1. No los contamines
El frasco en el que vas a colocar tu producto tiene que estar súper limpio, especialmente si tenía otra cosa adentro. Si es de vidrio esterilízalo poniéndolo a hervir. Los mejores contenedores son los que dispensan poco a poco (mientras más chica sea la boca del frasco, mejor). No uses tus manos para preparar los productos a menos de que las tengas muy bien lavadas y pienses utilizarlos una sola vez.
2. Uno a la vez
Si tu mascarilla o preparación utiliza perecederos como frutas o verduras es mejor que hagas sólo la suficiente para una aplicación. Así te despreocupas de cómo guardarlo o cuánto dura en el refrigerador.
3. Refrigera
Cuando tengas dudas, lo mejor es meter todo al refrigerador (incluso si son aceites). El frío retrasa el crecimiento de las bacterias. Esto es especialmente útil para las preparaciones que incluyen agua (como tonificadores de té verde o enjuagues).
4. Evita el agua siempre que sea posible
Cuando la receta lo requiere no nos quedan opciones, pero si tienes por ejemplo un frasco de aceite de coco usa una cuchara seca para sacar el producto y mezclarlo con el resto de tu receta. Mientras menos contamines los ingredientes más tiempo te durará la preparación.
5. Guíate por el olfato
Si tu mascarilla de naranja que ayer olía delicioso hoy tiene un ligero aroma a descomposición no la uses. Cualquier cambio en el aroma de la preparación original puede indicar el crecimiento de bacterias.