Por qué dejé de depilarme las axilas

Todo empezó el año pasado. Leí a Emer O’ Toole, una periodista irlandesa que dejó de depilarse las axilas como experimento sociológico. Sus axilas peludas causaron tal revuelo que fue entrevistada en un montón de programas de TV en los que apareció con vestidos sin mangas, alzando los brazos para mostrar el resultado de varios meses sin pasarse un rastrillo. Poco después, Madonna publicó en Instagram una selfie de su axila sin rasurar. Y, luego, se puso de moda el vello teñido de colores fosforescentes. ¡Cuánto moría por tenerlo así!

Para mí, quitarme el vello de la axila era un acto automático que ejecutaba con rastrillo (porque nunca quise usar otros métodos más dolorosos como la cera o las maquinitas arranca-pelos), bajo el agua de la regadera. No importaba si ese día iba a usar manga larga, si hacía frío o calor o si no iba a salir de la casa. Después empecé a reflexionar al respecto y, un día, dejé de rasurarlo. Dejé crecer el vello y no estuvo tan mal. Esto es lo que aprendí:

Ventajas

No pica
Todas conocemos la molesta comezón que causan los vellitos incipientes a los dos o tres días. Cuando dejé de depilarme, la comezón dio lugar a la rara sensación de una bolita de pelo bajo los brazos. ¡Tan suave!

Se ve mejor
Sé que ésta es una apreciación subjetiva, pero a mí me gusta mucho más cómo se ve mi axila peluda que irritada y con puntitos negros (y no, las axilas uniformes y lisas de las revistas NO existen).

Puedes teñirlo

Quiero tener las axilas rosas, o azules, o verdes. Aún no me decido.

Tienes más tiempo
Desde que eliminé el ritual de depilación de mi rutina, tengo como 15 minutos más para hacer cosas importantes como ver Netflix, tomar un cafecito o caminar al trabajo.

Desventajas

El sudor
Las axilas sin depilar sudan y huelen más. Descubrí que los desodorantes que mejor funcionan en axilas peludas son los de hombre, por obvias razones, sobre todo los que son en gel; es más fácil que el desodorante llegue a todos los rincones de tu piel.

La sociedad
A pesar de que me siento a gusto con mis axilas, aún no me atrevo a usar blusas sin mangas y alzar los brazos porque me siento juzgada. Temo lo que la gente dirá de mí. Está pésimo, lo sé. Quiero creer que, algún día, las mujeres podremos librarnos de rituales inútiles como el de la depilación y dejar de bailar con los brazos pegados al cuerpo.