5 mitos del bronceado que te hacen mucho daño

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Cuando Tawny Willoughby era adolescente en Kentucky las camas de bronceado eran tan populares que ella (y varias de sus amigas) tenía una en casa. Tawny se bronceaba entre cuatro y cinco veces por semana. Era lo normal, “todos lo hacían” asegura esta joven que ahora, a los 27 años, tiene cáncer de piel.

 

Cuando diagnosticaron a una de sus compañeras de la escuela Tawny se asustó y corrió al dermatólogo. A los 21 años la diagnosticaron a ella también, tenía melanoma. Ahora tiene 27 años. Ha tenido carcinoma de células basales 5 veces y carcinoma de células escamosas una vez. Tiene que visitar a su dermatólogo alrededor de 2 veces al año, y casi siempre le tienen que quitar pedacitos de piel con cáncer.

 

 

Ella decidió compartir fotos de su tratamiento para advertir a otras personas y recordarles los efectos negativos del bronceado. “Si alguien necesita un poco de motivación para no acostarse en las camas de bronceado ni asolearse, ¡aquí la tienen! Así es como se ve un tratamiento de cáncer”.

 

 

Una de cada cinco personas desarrollan cáncer de piel en Estados Unidos, y esto se debe en parte a los mitos del bronceado que alguien nos vendió como verdades hace décadas y han permanecido a lo largo de los años. Estos son algunos de ellos:

 

1. Las camas de bronceado son más seguras que el sol


La verdad es que pueden ser hasta peores. En una sentada (o acostada) puedes recibir hasta 12 veces más rayos UVA que si te tiras junto a la alberca. De todas formas no te debes asolear sin protector, pero evita las camas de bronceado.

 

2. La piel oscura se quema menos


Aunque es una realidad que la piel morena presenta menos casos de melanoma que la piel blanca, es más difícil de detectar. Es igual de importante usar protector solar.

 

3. El protector solar del año pasado todavía sirve


Los bloqueadores expiran, y aunque deberías usarlos todos los días, sabemos que seguramente tienes uno especial SPF 50 que usas para la alberca. Está bien, pero checa la fecha de caducidad porque se pueden volver menos efectivos.

 

4. Necesitas asolearte por la vitamina D


La vitamina D se obtiene de alimentos y suplementos, no la uses como justificación para caminar en el sol sin protector.

 

5. No me quemo porque traigo manga larga


Puede ser que la piel no se te ponga roja, pero la ropa cubre tanto como un protector SPF 6. Es mejor traer manga larga que nada, pero básicamente es casi nada. Y si se moja tu ropa peor, porque entonces te cuida como un SPF 3.

 

Protector solar todos los días, en todo el cuerpo, antes de salir de casa y si estás expuesta al sol debes volverte a poner cada 2 horas. Si estás sentada en tu oficina vuélvete a poner a la hora de la comida. Toma el consejo de Tawny: “Sólo tienes una piel y necesitas cuidarla”.
 

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