Las tragedias ocurridas por el fanatismo religioso

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Hace unos días el mundo fue testigo de los asesinatos en Charlie Hebdo a manos de extremistas, por eso, Leo Zukermann aborda el tema del fanatismo a través de 2 libros. Aquí su columna publicada en Excelsior:


¿Qué decir de lo que está pasando en Europa con el terrorismo de fanáticos religiosos? No se me ocurre nada mejor que recomendar la lectura de 2 libros.


El primero es el magnífico ensayo de Amos Oz sobre el fanatismo. Se trata de un pequeño libro, publicado por Siruela, titulado Contra el fanatismo.


Ahí encontramos un retrato muy certero de lo que es un fanático. A continuación menciono algunas citas memorables de este libro:


“La semilla del fanatismo siempre brota al adoptar una actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo”.


“Todos los fanáticos sienten una atracción, un gusto especial por lo kitsch. Muy a menudo, el fanático sólo puede contar hasta uno, ya que dos es un número demasiado grande para él o ella. Al mismo tiempo, descubriremos que, a menudo, los fanáticos son sentimentales sin remedio”.


“Conformidad y uniformidad, la urgencia por «pertenecer» y el deseo de hacer que todos los demás «pertenezcan a», pueden constituir perfectamente las formas de fanatismo más ampliamente difundidas, aunque no las más peligrosas”.


“Una vez dicho que la conformidad y la uniformidad son formas morigeradas, pero extendidas de fanatismo, tengo que añadir que, con frecuencia, el culto a la personalidad, la idealización de líderes políticos o religiosos, la adoración de individuos seductores, bien puede constituir otras formas extendidas de fanatismo”.


“Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar”.


“El fanático es un gran altruista. A menudo, está más interesado en los demás que en sí mismo. Quiere salvar tu alma, redimirte”.


“El fanático está más interesado en el otro que en sí mismo por la sencillísima razón de que tiene un sí mismo bastante exiguo o ningún sí mismo en absoluto”.


“Al final, el fanático nunca es más feliz ni está más satisfecho, así muera o se convierta en bufón”.


“Jamás he visto en mi vida a un fanático con sentido del humor.”.


“Con frecuencia, los fanáticos son muy sarcásticos y algunos tienen un sarcasmo muy sagaz, pero nada de humor. Tener sentido del humor implica habilidad para reírse de uno mismo.”


“El fanatismo comienza en casa”.


“Por lo que se refiere al sentido del humor, imaginar al otro, reconocer la península que hay en cada uno de nosotros, puede constituir al menos una defensa parcial contra el gen fanático que todos llevamos dentro”.


En su ensayo, Oz argumenta que la imaginación, literatura y humor son antídotos bastante eficaces contra el fanatismo.


De eso se trata el ensayo del escritor israelí que no sólo ofrece un magnífico retrato del fanático sino soluciones a este problema.


Recomiendo la lectura de este ensayo ahora que hemos atestiguado otro acto terrorista, intolerante, contra un medio de comunicación que precisamente se dedicaba a publicar caricaturas humorísticas.


El segundo libro que recomiendo es Asesinato en Ámsterdam. Su autor es Ian Buruma quien cuenta la historia real del homicidio del cineasta holandés Theo van Gogh en 2004.


El atentado es el hilo conductor de una reflexión profunda acerca de la libertad, la tolerancia, la inmigración y el multiculturalismo.


Aunque es un reportaje periodístico largo, el libro a veces parece una novela y a veces un ensayo filosófico-político.


Lo más genial de la historia son los personajes que la conforman: un político gay de derecha, un cineasta libertario e irreverente, una refugiada somalí que odiaba el Islam y un holandés fanático del Islam. Son personajes de una historia real, apasionante y aterradora.


Es el retrato de una Europa avejentada que cada vez recibe a más inmigrantes musulmanes que no terminan por integrarse al mundo occidental.


Es una reflexión estupenda de si son compatibles el multiculturalismo con los valores de la democracia-liberal.

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