¿Quién limpia el escusado en casa?

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De todos los libros que he leído recientemente, uno me ha cautivado por su contundencia. Se llama Subversión feminista de la economía y fue escrito por Amaia Pérez Orozco, una de las más firmes defensoras del concepto "sostenibilidad de la vida".


Esta economista española y activa participante en numerosos movimientos sociales, es una feroz crítica del sistema económico actual y clara exponente de lo que ella llama la economía feminista. En una reciente entrevista con el periódico digital Eldiario.es, Amaia Pérez Orozco explicaba los tres elementos que la definen:

 

  1. Por un lado, que la atención deje de centrarse en los flujos monetarios y especulativos, y pase a concentrarse en los procesos de sostenibilidad de la vida. Esto implica sacar a la luz todos los trabajos normalmente no percibidos, que están sosteniendo a la vida (por ejemplo, el del ama de casa), que permanecen ocultos y están históricamente asociados a las mujeres y la feminidad.
  2. El segundo elemento es situar el género como una variable clave que atraviesa el sistema socioeconómico. Se trata de reconocer que las relaciones de género y desigualdad son un eje estructural del actual sistema.
  3. El tercer elemento es crear conocimiento con una clara vocación de transformar el sistema. 

 

Mujeres al mercado laboral

 

Para Amaia Pérez Orozco, cada cierto tiempo organismos como el Fondo Monetario Internacional hacen informes hablando sobre lo bueno que sería para la economía que las mujeres se incorporaran al mercado laboral, pero al mismo tiempo imponen condiciones que imposibilitan que la igualdad sea real. Mientras los objetivos son unos, las circunstancias reales son otras.

 

Además, se pregunta esta economista, “¿de qué mujeres hablamos al decir eso? Pueden existir márgenes de mejora para determinados sujetos bien situados en el sistema capitalista pero es a costa de otros”. En todo caso, agrega, en esas propuestas no se habla de las condiciones de vida de las mujeres migrantes, por citar un ejemplo.

 

Por qué hay trabajos invisibles

 

Es verdad que la apuesta por la incorporación plena de las mujeres al mercado laboral ha sido muy fuerte, pero, una vez incorporadas, las desigualdades siguen: brecha salarial, sectores feminizados y desvalorizados, o precariedad laboral.

 

¿Por qué continúa esta situación? A esta pregunta, Amaia Pérez Orozco responde que, en primer lugar, si las prioridades siguen siendo supeditar el conjunto de las vidas al proceso de acumulación de los mercados capitalistas, eso ataca la vida. Esta lógica, agrega, “exige que haya trabajados que pasan desapercibidos, que no tengan acceso a la ciudadanía, que no reciban remuneración o que ésta sea mísera”. Aunque algunas mujeres puedan salir a realizar trabajos socialmente mejor valorados, es una realidad que el resto de trabajos socialmente imprescindibles se adjudican a otras mujeres o bien las mujeres siguen realizando una doble función y volviéndose locas.


Una parte de la solución

 

Para la autora de Subversión feminista de la economía, es necesario llevar a cabo un doble proceso: garantizar ingresos a las mujeres y apostar por los servicios públicos, que el Estado vuelva a recuperar responsabilidades sobre el bienestar de la gente. La otra parte, agrega, “sería tomarnos muy en serio la visualización de los trabajos ocultos. Es muy bonito abogar por la igualdad de género en el mercado laboral, y no replantearse quién limpia el escusado en casa”.


“Hay que pensar en cómo gestionamos nuestra vida cotidiana, cómo se reparten los trabajos, qué trabajos se valoran y cuáles no, cuáles están sistemáticamente asociados a los hombres y cuáles a las mujeres... Hasta que no nos replanteemos cómo nos entendemos como hombres y mujeres no hay crítica al capitalismo”, ni tampoco habrá una verdadera equidad.

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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