¿Qué sigue después de Caitlyn Jenner?

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Con gusto te compartimos que a partir de este jueves nuestros amigos de Soy Homosensual estarán colaborando con nosotros semanalmente.

 

La primera colaboración que publicamos es la reflexión de ¿qué sigue después de Caitlyn Jenner?. Qué bueno sería que la humanidad cayera en cuenta en que no somos el cartel del baño al que entramos ni la forma de nuestros genitales, sino simplemente humanos.

 

Junio fue un boom tremendo en redes sociales con la publicación de Vanity Fair y la deslumbrante Caitlyn Jenner vestida de blanco.

 

 

Twitter y Facebook hervían con la palabra “trans” por todos lados… Pero, ¿cómo se siente todo esto, precisamente, como persona trans?


Mi búsqueda por mi identidad y por conocer los componentes de mi sexualidad, me han hecho muy consciente del tiempo y de cómo cambia la sociedad que me rodea.


A mis 12 años vagaba en Bulletin Boards sintiendo que estaba haciendo una travesura al usar nombres masculinos. A los 20 parecía que el tiempo no había pasado porque mi aspecto era el de un chico pre puberto y de pronto, cuando despierto en la mañana, me encuentro en el cuerpo que siempre quise.


De 25 y con las notificaciones de Twitter sonando desde mi smartphone. Y al principio de esta semana, la pantalla estaba llena con un sólo nombre: Caitlyn Jenner.

 

 

Cuando empecé mi búsqueda por respuestas en Internet, a duras penas encontré algunos diarios públicos, uno que otro website en inglés y muchos blogs de grupos religiosos conservadores hablando sobre lo “satánica” que es la diversidad sexual.

 

Desde entonces, han pasado muchos años y el mundo gira lentamente, la sociedad corre y se tropieza como un tren a toda marcha. Y en cosa de un año, los espacios virtuales donde ni de chiste cabía la palabra “trans” se llenaron de tal manera que no pasa un sólo día en que no vea un tópico trans en cualquier website.


Felicito y celebro a Caitlyn Jenner por tomar las riendas de su vida y mostrarle al mundo la persona que siempre fue por dentro. No puedo imaginar la tensión emocional por la que pasó los últimos meses bajo las miradas cada vez más acosadoras de los medios y la prensa.

 


Pasar por la fase “gris” de la transición, cuando parce que no está muy claro a dónde vas, es un periodo complicado que requiere de mucha energía que invertir en autoconocimiento…

 

Pasar por esa fase bajo la lupa de los tabloides debió ser mucho más complicado. Quiero pensar que la portada de Vanity Fair es un alivio para Caitlyn y sin duda, es una declaración pública de aceptación propia que muchas personas jamás alcanzan en su vida.

 

Ninguno de ellos está en una revista ni es trending topic, pero no significa que no estén ahí.


Sin embargo, el mundo se sigue moviendo. Trabajo en una tienda especializada en chicos trans y me ha sucedido muchísimas veces que cuando vuelvo a ver a un cliente, ya le noto el cambio de voz o me doy cuenta de que le está saliendo el bigotillo.

 

Otras veces me voy de espaldas cuando los veo totalmente cambiados luego de meses de no verlos y siempre, siempre lo más significativo es la sonrisa. A veces me comparten sus logros y me cuentan que ya cambiaros sus papeles o que ya juntaron lo de su mastectomía y que están buscando un médico.

 

Ninguno de ellos está en una revista ni es trending topic, pero no significa que no estén ahí.

 

Todos los días son un andar más en la senda por encontrarse a ellos mismos y veo en ellos el mismo cambio que veo en Caitlyn, que veo en mis amigos trans o que vi en mí mismo: algo en el fondo de la mirada empieza a brillar porque se acabó la mentira y se empieza a ser uno mismo.

 

De la misma manera que celebro a Caitlyn, les celebro a ellos y a todas las personas trans que no conozco que sé que están cruzando por los campos de un mundo que a veces parece que nos grita que no deberíamos existir.

 

 

Personalmente, no me siento cómodo cuando me dicen que soy valiente por haber hecho mi transición o por hablar en público sobre ello, porque siento que se trata únicamente de ser congruentes, no de valentía.

 

Pero a veces sí pienso que el simple hecho de vivir y ser auténticos es un acto de valentía inmenso donde la cobardía de discriminar es ley.

 

¿Qué pasa después de Jenner? 

 

Qué bonito sería que con una portada de revista de pronto la humanidad cayera en cuenta en que no somos el cartel del baño al que entramos, ni la “M” o la “F” en la cartilla de identidad, ni las formas de nuestros genitales… sino simplemente, seres humanos.


Qué bueno sería que la humanidad cayera en cuenta en que no somos el cartel del baño al que entramos ni la forma de nuestros genitales, sino simplemente humanos 


Pero eso no sucede. Los “haters” tuitean e insultan a la celebridad del día, los periódicos y las revistas siguen usando términos peyorativos y conceptos transfóbicos y transmisóginos.

 

A un chico trans le han negado hoy un empleo por su nombre en el acta de nacimiento. A una chica trans le hacen bullying en la escuela y sus maestros no hacen nada. Alguna persona trans está pensando en las pastillas o en la navaja que están en el baño.


Entonces, ¿cambia algo cuando una super estrella sale del clóset? ¿Realmente le aporta algo bueno a la humanidad? Sí, por supuesto.


Ya he visto comentarios de gente trans molesta porque siempre se habla de las personas famosas, de las de raza blanca y con dinero; pero nadie habla de las chicas trans latinoamericanas que se ven orilladas a la prostitución por problemas económicos y mucho menos van a hablar de los chicos trans en las comunidades indígenas.


Los problemas del mundo son como una inmensa bola de estambre enmarañada: la única forma de resolverlos es empezando a desenredar una hebra a la vez. Sin duda alguna, las personas caucásicas y con dinero están en una posición de privilegio, pero no satanicemos el concepto de “privilegio”.


Tampoco es que tener dinero te convierta en el diablo. Hay personas privilegiadas que a lo mucho, se preocupan por incrementar sus ganancias monetarias. Pero también hay personas que deciden usar su privilegio para generar un cambio.


Otro de nuestros problemas es la desigualdad social, pero mientras eso cambia, tenemos que hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos.


Estoy más que seguro que si alguien no sabía que existían las personas trans, se enteró por el boom Jenner. Muchas personas se habrán puesto a pensar qué onda con la transexualidad o en dónde está la línea entre ser hombre o ser mujer.


Probablemente alguien cambió su opinión y se dio cuenta que estaba en un error al pensar mal de las personas trans. Eso ya es darle un empujón a la rueda para que avancemos.


Y al mismo tiempo que eso sucede, todos tenemos que seguir procurando hacer un esfuerzo por sanar la enfermedad de nuestra sociedad… cada uno desde su trinchera.


Las personas que tienen el arma de 2 filos de tener a los medios encima tienen la enorme responsabilidad de hablarle a la gran audiencia sobre lo que pueden ver del mundo según su vivencia.


A fuerza de hablar de un tema una y otra vez, se convierte justo en lo que es: algo normal. Y si algo sabe hacer muy bien la cultura mainstream es repetir un tema hasta agotarlo. Podemos agotar un vídeo de un perrito que se cae o podemos agotar un tópico que nos haga mejorar como sociedad.


La única generalidad que podemos hacer sobre la gente trans es que cada persona es distinta. Lo que diga Caitlyn Jenner o lo que diga Aydian Ethan Dowling (¿vieron que estuvo con Ellen?) en público son únicamente sus puntos de vista.

 

 

Por supuesto que están hablando de su identidad como gente trans y muchísimas personas pueden encontrar en sus historias un espejo de la suya, pero no todos pensamos igual que ellos y podemos tener opiniones muy diferentes sobre un mismo tema.


Nadie está bien ni mal, simplemente habla desde su propio contexto y debemos recordar que las celebridades también son seres humanos que pueden equivocarse.


Insisto y creo que insistiré en ello hasta el día en que me muera: para cambiar el mundo, hay que empezar por uno mismo. Podemos sentirnos impotentes ante un problema social como la homofobia, la transfobia, el sexismo, el racismo o la violencia contra los animales y podemos sentir que lo que hacemos es como luchar a patadas contra el mar.


Por muy difícil que sea una causa, no hay peor derrota que la de no haberlo intentado. Justo así:

 

Soy sólo uno,  pero aún soy uno.  No puedo hacerlo todo,  pero aún puedo hacer algo.  Y porque no puedo hacerlo todo, no me rehusaré a hacer algo que pueda hacer. 

 

Edward Everett Hale.

 

Cortesía de imágenes: especial 

 

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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