No me respetes por ser mujer

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No les puedo explicar el enojo que me provoca ver imágenes como esta:

 


Sé que las han visto hasta en Actitudfem y que a muchas les debe parecer natural que debamos pedirle respeto a los hombres recordándoles que salieron de una mujer, que tienen una hermana o una hija y que deben pensar en ellas cuando estén considerando violentar a una mujer.


Incluso acabo de escuchar un comercial del gobierno diciéndole a los hombres que no deben gritarle a una mujer en la calle porque a ellos no les gustaría que su hermana llegara triste a la casa porque un baboso le gritó mamacita.


Tratamos de hacerlos darse cuenta de que esas mujeres a las que violentan son madres, hermanas, amigas y esposas de alguien, de un hombre, como ellos. Y esto chicas, es fundamentalmente machista.


Y nadie parece notarlo… al contrario, vamos por ahí compartiendo en nuestro Facebook estas imágenes pensando que le hacemos un bien a las mujeres del mundo.


Estos mensajes lo que están diciendo es que merecemos respeto porque somos algo de un hombre al que no le gustaría que su posesión se viera molestada. Esto está mal… es volver a medirnos en relación a un hombre, a la función que tenemos en su vida y a cómo se vería afectado si algo nos pasara.


Eso nos objetiviza.


Las mujeres merecemos y debemos exigir respeto porque somos humanas, no porque somos madres, amigas o hermanas de alguien, ni por el hecho de pertenecer al sexo femenino. De la misma manera en que los gays, y los negros, y cualquier otro grupo poblacional segmentado merece respeto y debe tener los mismos derechos que cualquier otro ser humano. Porque somos humanos.


Entiendo que estas campañas o mensajes apelan al lado sensible de los hombres y pretenden conscientizarlos de las afectaciones que pueden tener sus actos, pero estamos perpetuando un sistema machista de creencias.


Me hace pensar que estamos lejos, lejísimos de una verdadera equidad de género porque ni siquiera nos estamos dando cuenta del error en estos mensajes. Los asumimos como parte de la lucha feminista y los reproducimos porque creemos que así evitaremos la violencia hacia las mujeres.


Los hombres no deben respetarnos porque somos la mujer de alguien… Deben respetarnos porque somos mujeres, un ser humano tan completo como ellos.


Y esto me hizo particular ruido esta semana cuando estamos viviendo un feminicidio tan atroz como el que se cometió con las amigas de Rubén Espinoza. Los primeros días los medios de comunicación ni siquiera mencionaban sus nombres, la nota era la muerte del fotoperiodista y 4 personas más.


Analizar los hechos de este asesinato me hizo perder la fe más de lo que ya la había perdido… A Rubén lo mataron, y eso está terrible, probablemente lo golpearon y eso es muy malo. Pero las 4 mujeres fueron torturadas sexualmente y luego asesinadas. Esto es violencia de género.


Terrible todo el asunto de Rubén… pero más terrible que sigamos viviendo en un mundo en el que se debe ejercer la violencia contra las mujeres porque sí, porque ellos son hombres y pueden. Porque su fuerza física se los permite, por eso estas chicas no sólo perdieron la vida sino que sufrieron ataques espantosos antes de morir. Eso es machismo.


Y sí, estas mujeres eran hijas, hermanas, madres, amigas de alguien, de muchos hombres seguramente. ¿Eso importa? Si alguien les hubiera recordado a sus violadores que eran la hija de un pobre papá que ahora sufre terriblemente, ¿no las hubieran violado?


El problema está en que los hombres siguen creyendo que pueden someternos porque somos mujeres… y recordarles nuestro parentesco a un hombre no está ayudando.


Eduquemos hombres que entiendan que tienen que respetar a una mujer porque es un ser vivo, no porque es su hermana; hombres que sepan que las diferencias físicas nos complementan, no nos jerarquizan; hombres que cambien una llanta por amabilidad, no por superioridad; hombres que no busquen poseer mujeres/objeto sino compañeras.


Esto también es responsabilidad nuestra… Eduquemos bien a nuestros hijos. Y eduquemos hijas que sepan respetar a los hombres pero también respetar a otras mujeres, mujeres que sepan que no tienen que ganarse un lugar en el mundo sino que tienen que hacer que su lugar sea el mejor lugar para ellas mismas.


La próxima vez que nos vayamos a sumar a una campaña contra el acoso callejero, la violencia de género, o cualquier tipo de misoginia, pensemos si lo que estamos comunicando es realmente feminista y empoderador o si estamos perpetuando modelos sociales machistas sin darnos cuenta.

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