Odio que digan que las mujeres no sabemos de futbol

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Durante años he escuchado que las mujeres no sabemos de futbol y que cuando hay partidos nuestro lugar está en la cocina, frases que se repiten en cada Mundial con mayor o menor frecuencia.

Odio que los hombres digan esto… tanto como odio que digan que las mujeres no sabemos de autos cuando una de mis mejores amigas arma y desarma un motor mejor que muchos hombres que yo conozco.

O que digan que las mujeres no sabemos estacionarnos o que no entendemos de tecnología. Odio los clichés alrededor de los gustos y las habilidades porque nada es cuestión de géneros.

Mi papá ve el futbol americano, le va los 49ners y no se pierden un SuperBowl. A mí no me gusta el futbol americano y nunca he hecho el intento por entenderle (más allá de cuando fingía interesarme por un noviecito que tuve). Sin embargo, no nos perdíamos un partido del Mundial en el que jugara México y sufrimos juntos cuando Argentina descalificó a la selección en 2006. Incluso nos tomamos un tequila por la derrota.

No me gusta el americano pero amo el soccer. Mi abuelo y mis tíos le iban a Chivas y cuando me tocaba pasar los veranos en su casa me sentía uno más viendo los partidos. A mis primas y a mis tías no les interesaba en lo más mínimo, pero no por ser mujeres, sino por la misma razón por la que a mí no me gusta el americano.

Cuando me mudé a Torreón entendí lo que era vivir la pasión del soccer en una ciudad que tuviera un equipo tan fuerte como Santos. En aquél entonces Santos no ganaba mucho y los partidos tenían fama de aumentar la violencia intrafamiliar.

 

Y entonces, en su momento llegó Oswaldo Sánchez. Y Santos repuntó como hacía años no lo hacía… Y lo viví desde dentro, en el estadio cada domingo, en la porra UltraCherry, en sol porque es donde mejor se festejaban los goles.

 

Me tocó la clausura del Estadio Corona, un clásico para la afición santista, y la inauguración del TSM, nuestro nuevo estadio con tecnología de punta del que todos nos quejamos al principio porque quedábamos muy lejos de los jugadores y todo era más ordenado (aquí te tienes que levantar para comprar cerveza).

Y en los partidos lo mismo vez a hombres que a mujeres… y no crean que las mujeres van a acompañar a sus maridos. Mis amigas compran la camiseta cada temporada, viajan a ver los juegos importantes aunque sean del otro lado del país y se saben los nombres de cada jugador como si fueran sus primos.

 

Las mujeres Sí sabemos de futbol… tanto como los hombres saben de cocina. Yo sigo a mis Santos en cada partido, me enojo cuando juegan mal, siento feo cuando pierden y me emociono como niña chiquita en juguetería cuando llegan a una final.

No soy ni la mitad de santista que muchas de mis amigas, yo no gasto miles de pesos en los partidos, pero me re enoja cuando alguien dice que las mujeres no sabemos de futbol.

 

Cortesía Maqueda

Quien no haya tenido una novia pambolera, de esas que se ponen la camiseta y toman cerveza mientras le gritan a la pantalla, no puede entender que las mujeres disfrutamos de las cosas que nos gustan, independientemente de qué sean.

He escuchado a hombres que realmente admiro decir que las mujeres deberíamos hacer la botana y dejar de perseguir espacios en los que no cabemos… Espero que esta especie esté en extinción junto al macho mexicano.

Tengo una amiga que llora cuando Santos pierde, que compra la camiseta cada temporada, que tuvo una relación de amorodio con Caixinha y… se dedica a hacer arreglos de flores.

Mi punto es que una cosa no está peleada con la otra y que todos los deportes y todas las actividades del mundo pueden ser apreciadas por quien las disfrute, hombre o mujer.

¿Están de acuerdo?

Y sí… mis queridas, cada vez que Santos gana una final, ¡nos vemos en el Ángel!

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