Por qué NO quiero tener hijos

Por qué NO quiero tener hijos  / Especial
Por qué NO quiero tener hijos / Especial
Recibe lo mejor de nuestro contenido en tu correo SUSCRÍBETE

Al hacer click en Suscribirme quedarás registrad@ a nuestro boletín el cual podrás cancelar en cualquier momento.

A menudo me dicen que yo sería una buena mamá. Dependiendo de la relación que tenga con la persona que me lo dice, reacciono de dos maneras: con una pequeña sonrisa sincera y una respuesta de “mmmm”, para no entrar en discusión o una carcajada seguida de un firme “NO”.

 

No me malinterpreten: Amo a los niños; son maravillosos, adorables y la mayor parte del tiempo disfruto pasar tiempo con ellos. Pero sin duda alguna, no quiero uno. Y aquí mis razones:

 

No quiero preocuparme por cambiar pañales para que mi bebé no se roce, tampoco quiero saber qué son los cólicos y cómo tratarlos.

 

 

No quiero poner al bebé en una lista de espera en una guardería. Tampoco quiero decidir entre la educación pública y privada. No quiero tener que organizar sus clases de baloncesto y de ballet, tampoco quiero ayudarlo con sus clases de trigonometría y ni lidiar con su adolescencia.

 

Me divierte decirle a la gente que no quiero hijos porque nadie sabe a ciencia cierta cómo responder.

 

He recibido respuestas como: “Bueno, cuando conozcas a la persona correcta, cambiarás de opinión ". Algo que básicamente me sugiere que soy incapaz de tomar decisiones con respecto a mi propia vida sin consultar a un hombre futuro y eso es ofensivo.

 

Otros tanto me preguntan qué hago para ganarme la vida y si es que mi trabajo no me permite embarazarme.

 

Dos mamás me dijeron, incluso: “No sabía lo que era el amor hasta que tuve un bebé. Deberías reconsiderar”.

 

Estoy contenta por ellas pero qué triste me pareció que no supieran lo que era el amor antes de convertirse en madres.

 

 

 

Pero en este punto de mi vida, no importa cuántas personas traten de hacerme cambiar de opinión porque la decisión está tomada de manera permanente y ya no hay vuelta atrás.

 

El año pasado me ligué las trompas de Falopio. Sí, a los 28 años.

 

Admito que en un inicio sentí pánico. Por un momento pensé que quizás todos tenían razón y que yo era la que estaba mal. ¿Qué tal si a los 30 sí quería tener hijos? ¿Qué tal si sólo estaba en una etapa de rebeldía con respecto a este tema?

 

Después de ese momento de locura, reacomodé mis pensamientos y la cordura volvió. Me hice la cirugía.

 

Desde entonces he vivido mi vida lo mejor que he podido, he amado y me han amado, he viajado por el mundo, he estudiado más, he pasado tiempo aprendiendo cosas que me interesan y he conocido a personas maravillosas.

 

 

He devorado cientos de libros, planeado grandes viajes, permanecido despierta hasta las 6 de la mañana viendo mis series favoritas. Ocasionalmente como papas con salsa en el desayuno, y a veces bebo una cerveza durante la cena y no me siento culpable.

 

No puedo esperar el momento en que me convierta en tía y cuando deba convivir con los hijos de mis amigas, comprarles regalos costosos y llevarlos a beber unos buenos martinis cuando cumplan 16.

 

Sé de sobra las razones por las que las personas quieren tener hijos. No soy un monstruo egoísta y sin corazón que no pueda entender cómo un padre puede amar incondicionalmente a su hijo.

 

 

Los padres son valientes, fuertes e increíbles. Pero también son astronautas y neurocirujanos, cosas que definitivamente no quiero ser.

 

Lo que quiero es ser feliz.

 

Y eso es lo que estoy haciendo, estoy aquí, viviendo mi sueño. Soy feliz de no ser mamá, pero bueno… Llámame si alguna vez necesitas a una niñera.

 

Cortesía de texto: YourTango

Compartir en Facebook compartir en twitter, se abrirá en otra ventana Compartir en Pinterest Agregar a favoritos Enviar por correo electrónico