Por nuestro derecho a llorar sin pena

Cry Baby
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Hay algo sagrado en las lágrimas. No son señal de debilidad sino de poder. Son las mensajeras de una pena abrumadora y de un amor indescriptible


Washington Irving


Soy una de esas personas que llora por todo. TODO. Que si pasa algo triste en la película, que si bajan a un gato del árbol, que si leo en las noticias que alguien arriesgo su vida para salvar a otro. En fin, lleno mi cara de lágrimas al menos una vez a la semana.


Cuando era una adolescente rockera me daba pena llorar, lo evitaba, me aguantaba las ganas. A lo mucho lo hacía dos veces al año porque creía que esto me hacía débil y no era quien quería ser.


Pero un día me pregunté: ¿por qué llorar está mal visto? ¿Por qué nos tenemos que esconder cuando nos sentimos mal? ¿Por qué tengo que responder “bien” siempre que me preguntan cómo estoy?


Yo creo ser honestas con lo que sentimos y expresarlo es algo muy valiente. Y, en realidad, es bueno para tu salud: llorar puede reducir tu propensión a sufrir ataques al corazón y hace que el 88% de la gente se sienta mejor.


Además, las personas fuertes también lloran. Muchas veces he visto a campeonas mundiales de artes marciales mixtas llorar. Si ellas, que son algunas de las mujeres más rudas del mundo, pueden hacerlo, ¿por qué yo no?

 

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Soy de llanto fácil, sí. Pero, también me considero una persona fuerte en lo físico y en lo emocional. El rechazo y el fracaso no me van a destruir, sé que después de un par de lágrimas podré superar lo que sea.

 

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Llorar no me quita mi inteligencia ni mi fortaleza, sólo me hace tener un mayor nivel de empatía. Según un estudio de la Universidad de California, las personas sensibles procesan información de forma más profunda y responden tanto a estímulos positivos como negativos. A mí me gusta compartir la felicidad de mis amigos, pero también comprender sus penas.


No te avergüences por llorar, no eres débil por eso.

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