El gobierno sí es responsable del alto precio del dólar

El gobierno sí es responsable del alto precio del dólar
El gobierno sí es responsable del alto precio del dólar
Recibe lo mejor de nuestro contenido en tu correo SUSCRÍBETE

Al hacer click en Suscribirme quedarás registrad@ a nuestro boletín el cual podrás cancelar en cualquier momento.

Por experiencia histórica los mexicanos le tenemos terror a la subida del precio del dólar. La semana pasada la moneda estadounidense alcanzó su máximo histórico y a pesar de lo que eso significa, no nos sorprendió.

 

El peso sigue depreciándose y los mexicanos empezamos a hacernos a la idea de que la devaluación de nuestra moneda será inminente para finales del sexenio, como ocurría cada 6 años después de cada gobierno priísta. Pasó con Echeverría, después con López Portillo, con de la Madrid, Salinas y luego Zedillo.

 

El gobierno asegura que esta vez no es culpa de los malos manejos de la economía mexicana, que son las condiciones internacionales las que han influido en esta crisis, pero ¿les creemos?

 

Por eso esta semana retomamos la columna de Leo Zuckerman, en Excélsior "¿No ha cometido el gobierno errores en materia económica?", que explica (a pesar de todo lo que dicen todos los analistas económicos ) por qué el gobierno sí es responsable del alto precio del dólar (puedes leer la columna completa aquí).

 

Leía el viernes a Carlos Mota. El columnista de El Financiero argumentaba que la problemática económica de México nada tenía “que ver con el PRI, con Luis Videgaray o con las decisiones que tome el presidente Peña Nieto”. Las penurias actuales más bien tenían que ver con los sucesos mundiales: “la próxima subida de las tasas de la Fed; la caída en el precio de los commodities; la desaceleración china; las expansiones monetarias europea y japonesa”. En conclusión: “el dólar caro y el crecimiento magro están en directa función de la globalización, de nuestra integración con Estados Unidos y de la economía mundial. Nada más. Pero nada menos”. No estoy de acuerdo con Mota.

 

Yo sí creo que el gobierno de Peña tiene una responsabilidad en esta historia.

 

Desde luego que los factores internacionales pesan, y mucho, en la depreciación del peso y el bajo crecimiento económico. Eso nadie lo puede dudar. Pero el presidente Peña y el secretario Videgaray sí cometieron un gran error: revivir la idea keynesiana de que el gobierno tenía que gastar más porque el gasto público tiene un efecto multiplicador positivo que genera un mayor crecimiento económico. Y para incrementar el gasto público endeudaron más al país y aprobaron una Reforma Fiscal para cobrarles más impuestos a los contribuyentes.

 

Esta política la podemos bautizar como la de “José el soñador” pero al revés. Recordemos que el bíblico personaje convenció al faraón egipcio de ahorrar recursos en años de abundancia para gastarlos cuando llegara la escasez. Eso hicieron y fue, según La Biblia, un exitazo.

 

El problema es que, en México, el gobierno de Peña se gastó el dinero en tiempos de vacas gordas

 

Y, ahora que vienen los tiempos de vacas flacas (bajos precios del petróleo y mayores tasas de interés), no hay ahorros ni márgenes para un mayor endeudamiento.

 

En los dos primeros años del gobierno de Peña el gasto público creció gracias a la Reforma Fiscal que le quitó dinero al sector privado para pasárselo al público y a que las autoridades hacendarias le metieron duro a la tarjeta de crédito. El aumento de los impuestos trajo como consecuencia una mayor desaceleración de una economía que de por sí se estaba desacelerando. El timing de la reforma fue pésimo al desincentivar la inversión privada cuando más se necesitaba. Eso por un lado. Por el otro, el gobierno de Peña, siguiendo los pasos del de Calderón, continuó con la política de finanzas públicas deficitarias. Esto hizo que durante siete años seguidos creciera la deuda pública que, a finales de 2015, será equivalente a 45 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) medida en los saldos de requerimientos financieros del sector público.

 

Error hacer una Reforma Fiscal con una economía en desaceleración. Error continuar endeudándose con precios del petróleo tan altos. Y, como corolario, error en mal gastar el dinero público.

 

Porque el gobierno gastó más pero la economía no creció como se esperaba.

 

El famoso efecto multiplicador keynesiano no funcionó. No hay ni puede haber multiplicador positivo cuando el gobierno usa el dinero extra en dispendios, abusos o corruptelas. O cuando se lo reparten a diputados para aprobar el presupuesto, a partidos para realizar campañas insulsas y a gobernadores que lo gastan sin rendir cuentas. O cuando se trata de resolver problemas políticos a billetazos.

 

El gasto improductivo no genera crecimiento.

 

Llegamos, así, a esta situación de gran turbulencia económica internacional con un gran problema fiscal del gobierno. Para empezar, Hacienda ya no puede usar más la tarjeta de crédito. Eso lo tienen claro. Incrementar más la deuda pública pondría en peligro la estabilidad macroeconómica del país. Qué diferente sería si no se hubieran endeudado en los años de jauja petrolera, si hoy tuviéramos una deuda equivalente a 18 puntos del PIB como teníamos en 2008.

 

Además, con un persistente crecimiento bajo, el gobierno ya se dio cuenta del error de la Reforma Fiscal y están, por suerte, en el ánimo de corregir algunas de sus disposiciones. Eso, sin embargo, crecerá el boquete en las finanzas públicas que de por sí es enorme por la caída en los ingresos petroleros. Luego entonces, el gobierno tendrá que implementar un considerable recorte al gasto público justo en este momento de turbulencia internacional.

 

Y la culpa de esta mala situación fiscal, aparte de los eventos internacionales, también es del presidente Peña y del secretario Videgaray.

 

Twitter: @leozuckermann

Compartir en Facebook compartir en twitter, se abrirá en otra ventana Compartir en Pinterest Agregar a favoritos Enviar por correo electrónico