Ser mamá en México, ¿tragedia o bendición?

Lidia entró a trabajar en una óptica. Sus horarios iban de las 9:30 a 20:00 sin un solo día de descanso. La mayor parte del tiempo, además, la pasaba parada porque sólo había un banco en el establecimiento, mismo que siempre ocupaba su jefa.

Cuando la jefa de Lidia supo que estaba embarazada, las condiciones laborales empeoraron pues además de no tener seguridad social, Lidia no pudo asistir a ninguna de sus revisiones para monitorear el embarazo.

Días antes de tener a su bebé, Lidia enfermó de la garganta y no pudo ir a su trabajo. Su jefa decidió despedirla aunque después se retractó de la decisión que había tomado.

Dadas las duras condiciones en las que Lidia trabajaba, tuvo preeclamsia y su parto de adelantó. El bebé nació con solo 7 meses de gestado.

Lidia tuvo que permanecer en el hospital privado una semana más por las complicaciones en su salud, así, la mujer se reincorporó a su trabajo un mes después.

Al mes y medio del nacimiento de su bebé, la chica tuvo una fuerte hemorragia por lo que su médico de cabecera le recomendó guardar reposo. La dueña de la óptica, sin más, decidió despedirla.

El caso de Lidia es uno más de las mujeres que diariamente sufren discriminación laboral por estar embarazadas.

De 2013 a la fecha, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), ha documentado 160 casos de mujeres embarazadas o en periodo postparto que han denunciado discriminación laboral por el simple hecho de estar embarazadas o por querer gozar de los derechos de protección a la maternidad en el trabajo.

En 2013, las denuncias recibidas en Copred de mujeres que habían sido despedidas por su embarazo fueron el 33.33% del total.

En 2014 la cifra se incrementó a 48.19% y en lo que va de 2015 ascienden al 35.38% de los casos.

Es por esto que Copred elaboró el informe “Discriminación laboral hacia la mujer en la Ciudad de México. Despido por embarazo” para denunciar y proponer políticas públicas a favor de las mujeres en condiciones reproductivas y con un empleo.

Además de la discriminación laboral que las mujeres enfrentan, según el INEGI, de las mujeres ocupadas el 44.7% no cuenta con acceso a servicios de salud.

Cuesta creer que en pleno 2015, las mujeres sigamos siendo discriminadas por estar embarazadas. Por una parte, la sociedad nos enaltece porque en unos meses nos convertiremos en madres, pero por otra parte, esa misma sociedad nos penaliza a través de la pérdida del trabajo.

Como bien señaló Jacqueline L´Hoist, presidenta del instituto, somos las mujeres quienes debemos decidir sobre nuestro cuerpo, las que debemos de disponer cuándo embarazarnos y cuántos hijos tener.

No permitamos más este tipo de expresión de la violencia de género.