Lo que me dejó la película Gloria

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Fui fan de Gloria Trevi como cualquier niña mexicana nacida en los ochentas. Me acuerdo del pelo suelto que siempre me hizo sentir bien porque yo era una de las niñas de cabello ochentero (crespo e impeinable) y de los zapatos viejos. De la papa sin cátsup que me parecía la canción más chistosa de todos los tiempos y de las películas en las que aparecía de medias rotas. De lo que no me acuerdo muy bien es del escándalo, de los crímenes, del “Clan Trevi-Andrade”.

 

Mi participación en la amnesia colectiva del pueblo mexicano se la debo en parte a que tenía 13 años cuando comenzaron las averiguaciones legales en contra de Sergio Andrade y Gloria Trevi (curiosamente la misma edad que algunas de las niñas que los acusan de violación). También al hecho de que mi mamá supervisaba lo que veía en la televisión, y esta historia no la consideró apta para niños. Por eso cuando llegué al cine a ver “Gloria” tenía mucha curiosidad, pues los detalles de su encarcelamiento y reencuentro con la libertad los conocía muy por encimita. Es de esas cosas que uno cree que sabe, pero en realidad no tiene mucha idea.

 

Sentada en el cine fui lentamente recordando un pedazo de mi infancia, tarareando las canciones conocidas en mi cabeza y disfrutando de la forma creativa e inspiradora en la que Sabina Berman acomoda las letras de Gloria Trevi en los momentos turbulentos de su vida. El guión de la película “Gloria” es realmente una obra de arte. Logra, de alguna manera, contar un pedazo de la historia de la cantante manteniendo un tono objetivo y envolviéndote en el drama ayudado de tu amor nostálgico por la carrera musical de esta mujer antes de ser acusada de corrupción de menores.

 

Las actuaciones también son más que excelentes. El parecido entre Sofía Espinosa y Gloria Trevi te dejará helada, no al principio cuando la carrera de la Trevi va despegando y los abusos de Sergio Andrade son visualmente tolerables, sino al final de la película, cuando nos acercamos más a ese momento de la vida de estas personas que no deberíamos olvidar, cuando las atrocidades que cometieron Trevi y Andrade contra niñas de menos de 15 años llevan al frente el rostro de esta mujer que ahora vemos en muchos espectaculares de la ciudad.

 

Después de ver la película en la que muestran como Sergio Andrade se armó de un clan de niñas menores de 15 años a las que embarazó y maltrató impunemente por quien sabe cuánto tiempo colgándose de la fama y el nombre de Gloria Trevi decidí buscar el material que inspiró la película, las entrevistas y los videos en los que las mismas integrantes del clan cuentan su historia.

 

Aunque todo parece ser un juego de “él me dijo yo le dije”, hay ciertos puntos innegables que me llamaron la atención. Sergio Andrade se casó con Aline Hernández cuando ella tenía 15 años, Marlene Calderón entró al clan a los 13 años y tiene un hijo que posiblemente sea de Andrade. En realidad se le atribuyen 9 hijos a este hombre, y parece no quedar duda de que Andrade, con el conocimiento de Gloria Trevi, “Mary Boquitas” y otras chicas que alcanzaron la mayoría de edad ya viviendo con él, metía a niñas muy pequeñas a su cama.

 

Y  no es sólo el abuso sexual infantil lo que sobresale cuando revives la vida de Gloria en esta película, el abuso físico que probablemente vivieron Trevi y todas las otras niñas al estar bajo el mismo techo que este hombre que se armó una especie de harem no tiene perdón.

 

Sin embargo, no podemos pecar de machistas y perdonar que alguien supiera lo que estaba pasando y no sólo no avisara a las autoridades, que defendiera estos actos como si las niñas de 13 años fueran mujeres adultas que disfrutaban del sexo con un hombre de más de 30 porque la mujer que era testigo de estos abusos “estaba enamorada”. Si las cosas fueran al revés y un hombre hubiera sido cómplice por guardar silencio de los abusos de Sergio Andrade la sociedad mexicana probablemente no lo disculparía por navegar con bandera de ignorante.

 

En el Distrito Federal tener relaciones sexuales con una persona menor de 18 años utilizando engaños para convencerla es delito, y prometerle fama a las niñas que apenas y se pueden considerar pubertas es engaño. Claramente no es nuestro trabajo juzgar a Sergio Andrade, a Gloria Trevi o a cualquier integrante del clan en materia de lo penal, pero piensa: si tu niña de 13 años estuviera teniendo orgías con un hombre de 35 y otras quien sabe cuántas pequeñas, y una mujer que también es madre observara los hechos sin decirle a nadie, ¿la perdonarías? ¿Irías a sus conciertos? ¿Comprarías su música?

 

Entonces, ¿por qué lo hacemos? ¿Porque no nos pasó a nosotras? ¿Porque no fueron nuestras hijas o hijos los que sufrieron de ese abuso?

 

Claro que esa fue la reflexión (muy personal) que me provocó la película, otras personas con las que platiqué después de verla me comentaron que la cinta parece dejar “muy bien parada” a la cantante, como si cualquier mujer enamorada pudiera jurar locura cuando los crímenes de la pareja afectan su vida o su carrera. Fueron muchos años, muchas niñas, muchos abusos. No tomen mi crítica como una verdad absoluta, porque esta es una de estas historias de las que se ha hablado tanto que las verdades se esconden, pero vean la película, reflexionen y regresen a decirme qué opinan de este caso y de esta cinta. No me crucifiquen, entiendo que esto pasó hace años y que los padres también son responsables y que ante la ley cumplieron una condena, sólo vean la película y piensen: ¿cómo me sentiría si una de esas niñas fuera mía? 

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