La aterradora historia real en la que se basa la película La Habitación

Historia real de La Habitación
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La película “La Habitación” está basada en la novela del mismo nombre, y narra la historia de un niño de 5 años que lo único que conoce del mundo es el pequeño cuartito en el que nació.

 

La autora, Emma Donoghue, se inspiró para escribir este libro en el caso de la familia Fritzl, una historia real incluso más aterradora que la de su novela.

 

En abril de 2008 una mujer de 42 años llamada Elisabeth Fritzl llegó a una estación de policía de Austria con esta terrible historia. Decía que llevaba 24 años secuestrada por su papá, Josef Fritzl, en el sótano de su casa, y que había sido torturada y violada por él durante todo este tiempo. Elisabeth  había dado a luz a siete niños durante su cautiverio, y cuatro de ellos permanecían en el sótano junto a ella (uno murió a los pocos días de nacido) y los otros tres fueron criados por su papá, junto con su esposa Rosemarie, como si fueran adoptados.

 

Para ese momento la hija más grande de Elisabeth, Kerstin, tenía ya 19 años. Su hijo Stefan de 18 y el pequeño Felix de 5 también fueron rescatados. Nunca habían visto la luz del sol.

 

Todo inició en 1977 cuando Josef empezó a violar a Elisabeth, que en ese momento tenía a penas 11 años, cuatro después arrancó la construcción de lo que se  convertiría en la prisión de su hija. Fritzl pidió un permiso para ampliar su edificio de departamentos, y construyó una sección escondida en el sótano de la que nadie, ni su esposa ni las autoridades, sabía.

 

Elisabeth

(Elisabeth. Cortesía The Guardian)

 

La equipó con un baño, una parrilla, una cama y un refrigerador. El cuarto estaba tan escondido que había que pasar 8 puertas, incluyendo 2 reforzadas de forma electrónica, para llegar a él.

 

Cuando tenía 17 años Elisabeth trató de huir de casa, pero en menos de tres semanas la policía la encontró y la regresó a sus padres. Un año después Josef le pidió a su hija que lo ayudara a llevar una puerta al sótano. Ahí la drogó y la encerró en la prisión que había diseñado para ella. Elisabeth no salió de ahí en 24 años.

 

Elisabeth

(Elisabeth. Cortesía The Sun)

 

Durante todo este tiempo Josef visitaba el sótano cada tercer día para llevar comida y otras cosas necesarias a su hija. La obligó a escribir cartas que decían que había huido de casa, y que daban a entender que se había unido a un culto. Josef llevó estas cartas a la policía, porque su esposa reportó a Elisabeth como perdida.

 

3 años después de haberla encerrado, Elisabeth dio a luz a su hija Kerstin, y apenas un año después nació Stefan. En 1992 Elisabeth tuvo otra niña llamada Lisa, pero su papá se la quitó y la dejó en una caja frente a su casa, con una carta en la que Elisabeth supuestamente le pedía a sus papás que se encargaran de ella.

 

Dos años después nació Monika, y Josef obligó a Elisabeth a hacer una grabación en la que le pedía a su mamá que cuidara de la pequeña.

 

Rosemarie, la esposa de Josef, recibió una llamada en la que escuchó el mensaje de Elisabeth cuando encontraron a la pequeña Monika en la puerta de su casa, pero lo reportó a la policía porque no entendía cómo Elisabeth había conseguido su nuevo número de teléfono.

 

La casa de los Fritzl

(La casa de los Fritzl. Cortesía AFP)

 

Rosemarie y Josef adoptaron legalmente a ambas hijas de Elisabeth, y a un niño más que nació dos años después.

 

Elisabeth le pidió a su padre que la dejara ampliar el pequeño cuarto de 32 metros cuadrados en el que vivía con sus dos hijos; Josef finalmente accedió y la puso a escarbar con sus propias manos.


En 2002 nació el pequeño Felix, y Josef permitió que se quedara con su mamá porque su esposa ya no podía cuidar más niños.

 

En abril de 2008 Kerstin se enfermó y Josef accedió a llevarla al hospital. Elisabeth lo ayudó a cargar a Kerstin para sacarla del sótano, y esta fue la primera vez en 24 años en que puso un pie afuera de la habitación. Josef la obligó a regresar a su celda.

 

Los doctores se dieron cuenta de que algo estaba mal, y alertaron a la policía. Elisabeth le suplicó a su padre que la dejara ir al hospital a ver a su hija y eventualmente Josef, tal vez consciente de que la verdad saldría a la luz de cualquier manera, accedió.

 

Cuando la policía se enteró de que Elisabeth estaba en el hospital la interrogaron. Después de que le juraron que no tendría que volver a ver a su papá, ella les contó todo.

 

Su historia es tan difícil de escuchar que, en lugar de que diera su testimonio en persona, Elisabeth lo grabó, y durante el juicio de Josef Fritzl se la tuvieron que pasar al jurado por partes.

 

Después de ser arrestado Fritzl trató de justificar sus acciones admitiendo que había violado a otra joven muchos años antes, y que Elizabeth había sido su forma de controlar esos impulsos; que la había encerrado porque ella “ya no hacía caso de las reglas”.

 

Josef Fritzl

(Josef Fritzl. Cortesía AP)

 

Elisabeth y sus hijos viven todos juntos y se han adaptado sorprendentemente bien a la vida afuera del pequeño cuarto. A los niños les gusta pasar tiempo al aire libre y los videojuegos. Elisabeth tiene una relación con uno de los guardaespaldas que le asignaron para cuidarla de los paparazzi. Durante su juicio Josef mantuvo que la relación con su hija había sido consensual, hasta que escuchó el testimonio de su hija. En ese momento admitió su culpa y pasará el resto de su vida en la cárcel.

 

Este es uno de esos casos en los que la locura de la realidad supera por mucho a la ficción.

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