Los ojos de Luna y el fin de los cometas

Luna es una chica con un pasado complicado, aunque pareciera estar lista para cambiar su vida y empezar de 0. La historia comienza la huida y en una novela de misterio, amor y perdón, la vemos crecer y descubrirse a sí misma mientras ayuda a otros a encontrar las fibras de su pasado.

Javier Allard tejió impecablemente el misterio que rodea el final de los cometas. Tuvimos la oportunidad de platicar con él y entender cómo se fue creando esta historia en su cabeza y de dónde surgen cada uno de los paisajes, esquinas y recovecos que aparecen en la novela.

Cortesía Yahoo

“Quería escribir acerca de una niña encerrada y un hombre cuidándola que la ayuda a escapar. Mi idea era contar una historia de una persona cuidando a otra que no estuvieran relacionadas, hablar sobre el vínculo que puede crearse entre 2 humanos que no se conocen y no tienen compromiso el uno con el otro. Tal vez surge un poco de mi instinto paternal, de la capacidad que todos tenemos de amar a alguien”.

Para Javier fue todo un reto crear un personaje femenino que además fuera adolescente. “Luna es esbelta, de cabello oscuro y facciones delicadas. Representa pureza e inocencia, es tierna y dulce pero sigue siendo un ser humano y aprende a poner límites. Para crearla me inspiré en mi hermana, en mis primas y mis amigas cuando teníamos 17… pensé en cómo eran ellas cuando andaban con un hombre más grande o cómo se expresaban sobre muchas cosas”.

La historia está ubicada en la década de los 90, otro reto para el escritor. “Fue difícil recordar emociones. Leí muchos libros, vi películas… Luna nació el mismo año que yo así que la situé según lo que yo hacía a esa edad. Recuerdo perfecto lo que yo sentí cuando vi la Torre Eiffel por primera vez y por eso puedo recrear lo que ella sintió a la misma edad que yo.”

Además de una gran historia de misterio, amor y relaciones interpersonales, esta novela es como una guía turística de destinos secretos y paisajes desconocidos de Europa. “Yo me viví en Europa cuando tenía 29 años, viajé mucho y quise escribir de lo que conocí, lo que me impresionó a mi. Estuve en casi todas las ciudades, viví en Ansbach y recuerdo perfecto el silencio de las noches.”

Una parte importante de la novela, el hilo que teje todas las historias, se desarrolla en África. Javier pensó en el choque cultural que él mismo vivió cuando se mudó a China y así expresó lo que sus personajes sintieron cuando llegan a este nuevo continente.

Javier también nos contó que este libro es 100% ficción, que todos las leyendas y los mitos que unen y dan sentido a esta historia son producto de su muy creativa imaginación.  “Muchas cosas fueron surgiendo sobre la marcha… tenía la mitad del libro escrito y aún no sabía cómo iba a justificar muchas cosas. Al final se me fueron revelando muchas ideas, incluso el título surgió hasta el final. Yo lo que quería escribir era la relación entre 2 personas, una estando en cautiverio y la otra siendo cómplice cruel del encierro. Hablar sobre cómo podemos los humanos justificarnos estas acciones y cómo, después de ciertas aventuras, podemos incluso perdonar las cosas que pudieron arruinarnos la vida”.

Pero no es sólo sobre el encierro… Los ojos de Luna también tocan otros temas como la adopción y el primer amor.

“Yo tenía ganas de hablar de la adopción, es un tema que tengo muy presente. Me gustaría adoptar y leí muchas historias de gente adoptada, de lo que sienten cuando lo saben y el proceso de aceptación”.

Javier no sabe si hará una secuela de “Los ojos de Luna y el final de los cometas”, lo que sí sabe es que su novela es buena y debemos leerla porque tiene mucho misterio y además es una historia de amor y de viajes, de perdón y aceptación.

Chicas, es un libro que no podrán soltar desde la primera página. Les recomiendo empezarlo un viernes porque no se van a querer levantar del sillón hasta terminarlo y entender por qué Luna estuvo encerrada 14 años de su vida.

Este libro es de Alfaguara Juvenil y está disponible en todas las librerías del país. Súper recomendado, para chicos y grandes. Es el tipo de libro que puede leer una chica de 15 años y luego prestárselo a su tía de 52.