Diferencias culturales entre México y España durante las fiestas decembrinas

Diferencias culturales entre México y España durante las fiestas decembrinas
Diferencias culturales entre México y España durante las fiestas decembrinas
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Terminan las fiestas navideñas y, con ellas, nuestros propósitos de aprender inglés, ir al gimnasio o dejar de fumar. Recién estrenado el año, esta podría ser la primera coincidencia que se da entre mexicanos y españoles.

 

Nuestro repertorio común incluye también el inicio de las esperadas rebajas, la llegada de los fríos más intensos y los resfriados más temibles (por algo dice el dicho “enero y febrero, ¡desviejadero!”), así como de la dolorosa “cuesta de año nuevo”. 

 

En España como en México, las colas en los montepíos constituyen un conocido vía crucis del que se espera utilizar bienes para remediar males.

 

Coincidencias entre España y México

 

Otro punto en común entre ambos pueblos es la pasión por el azar. El azar traducido en loterías, quinielas y sorteos. Las colas de ansiosos clientes que se forman en los negocios y puestos de vendedores de lotería son casi kilométricas.


Hoy más que nunca, y debido a la crisis, todo el mundo invoca al hado de la suerte para que ilumine los hogares de muchas familias. La Lotería de Navidad es una de las tradiciones más populares en toda España, prácticamente no hay persona que no compre un décimo. Se celebra desde hace 200 años y es, sin duda alguna, un fenómeno comercial en todo el país.

 

Es tan importante que las ventas de lotería navideña recaudan más que todas las loterías juntas. Como cada año, los españoles gastarán un promedio de entre 110 y 150 euros (entre 2100 y 2800 pesos mexicanos) con la esperanza de toparse con Doña Fortuna.

 

Diferencias en la manera de celebrar

 

En lo que ya no hay tanta coincidencia es en la celebración de las fiestas navideñas. La Navidad española es más austera y solemne que la mexicana, tan llena de colores, aromas y sabores. Por razones obvias, aquí no hay piñatas, ni posadas ni pastorelas, dado que ésta fue una manera didáctica que encontraron los evangelizadores que llegaron a Nueva España para difundir la religión católica aprovechando la teatralidad de la cultura náhuatl.

 

Es curioso que en América hayan proliferado estas representaciones nacidas del teatro medieval europeo, mientras que en Europa hayan desaparecido.

 

Los historiadores cuentan que la primera escenificación de una pastorela en territorio indígena data de 1527 y se trató de una pieza llamada “La comedia de los Reyes”.

 

Otra tradición que se desvanece en el Viejo Mundo es la piñata, de origen chino y llevada por Marco Polo a Italia. Hoy, las piñatas son el símbolo de la alegría mexicana y es probable que muy pocos artesanos sean capaces de expresar su imaginación en figuras tan fantásticas como las que podemos encontrar en cualquier mercado.

 

Por otro lado, mientras en México la presencia de Santa Claus es abrumadora, en España lo es la de los Reyes Magos. Son tan importantes, que la Cabalgata de sus “Reales Majestades” en Madrid y Barcelona es transmitida en vivo y en directo por la televisión nacional.

 

Ellos son los que traen los regalos a los buenos niños españoles y un poco de carbón a los pequeños que se han portado mal. Son ellos los que reparten toneladas de dulces a las familias que entusiastamente se aglomeran en las calles durante el trayecto de las caravanas.

 

La llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar coincide con otra costumbre sumamente enraizada tanto en México como en España: la rosca de Reyes. El roscón, como se le conoce aquí, sugiere una corona real con ornamentos que simbolizan joyas y puede estar rellena de crema pastelera.

 

A diferencia de las roscas mexicanas, los panes ibéricos llevan en su interior un haba y una sorpresa. El que encuentre esta última será coronado como el rey de la casa y a quien le toque la semilla será castigado a pagar el roscón. La tradición de continuar la fiesta hasta el 2 de febrero, Día de la

 

Candelaria, en la que se comparte una rica y variada tamalada, es una aportación absolutamente mexicana. Ni que decir de la entrañable práctica de “aquí se visten Niños Dioses”… así, en plural.

 

Aquí no habrá piñatas, ni posadas ni pastorelas, pero habrá nieve en las montañas, brindis de cava en las casas y los buenos deseos de que el año entrante sea pródigo en salud, trabajo, afecto y proyectos.

 

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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