Nosotros y nuestras costumbres occidentales contaminando todo

Bueno, tampoco hay que ser tan dramáticos, pero muchos lugares del mundo funcionaban perfectamente bien sin que llegaran otras culturas a imponer sus ideas y formas de vida.

Acá en América estábamos muy bien… Teníamos nuestras ciudades perfectamente bien construidas, nuestra medicina, nuestros estudios en astronomía, nuestras matemáticas, nuestras leyes y nuestras tradiciones.

Luego llegaron los españoles y los portugueses y los ingleses a decirnos que éramos incivilizados y a hacernos sentir mal por el color de nuestra piel y a humillar a nuestros Dioses. Y les creímos. Y nos dejaron sus enfermedades y sus vicios y sus nuevas formas de vida que adoptamos como nuestras y sin las que ya no sabríamos vivir.

Ahora somos parte de este mundo occidentalizado en el que Estados Unidos dicta las normas y todos tratamos de vivir más o menos como ellos dicen, escuchando su música, comprando sus iPhones y consumiendo su estilo de vida porque es lo único que conocemos.

Europa cree tener sus propias reglas, pero muchas costumbres, estilos y tradiciones las importamos de ellos, las modificamos, las “perfeccionamos” y ahora se las queremos regresar en forma de Starbucks y McDonald’s, porque aunque digamos que esas son cosas gringas, los mexicanos promedio no podemos imaginarnos una semana sin Starbucks ni McDonald’s.

Este choque cultural nos arrastró a todos… Aunque hubo unos cuantos que lograron salvarse. Y estaban bien, hasta que llegamos nosotros.

En México sobreviven pocas comunidades indígenas que lograron resistirse a la invasión española y luego mestiza y luego mexicana. Un ejemplo son los Tarahumaras, una tribu indígena que vive en la Sierra Madre Occidental y que vivía perfectamente bien sin nuestras medicinas ni nuestras calefacciones ni nuestros refrescos. Hasta que llegamos nosotros con nuestras ideas y colonizamos lo que ya habían colonizado los españoles y les dijimos que tenían que usar zapatos porque hace frío, y que tenían que vivir en casas porque sus cuevas no son lugar para vivir, y que su costumbre de suicidarse cuando su vida ya no tenía sentido era inmoral y una vergüenza para nuestra sociedad.

Y luego tuvimos que vacunarlos porque sus cuerpos no podían combatir nuestras enfermedades (enfermedades que no hubieran tenido si no hubiéramos insistido en traerlos a las ciudades) y tuvimos que darles seguros dentales (porque ahora comen dulces y les salen caries) y tuvimos que construirles escuelas para enseñarles porqué todo su cosmos era diferente desde que los re colonizamos.

En Perú existen también varias tribus con estas características. Una de ellas es la gente de los Uros, indígenas que viven en el Lago Titicaca y que, hasta antes de entrar en contacto con la civilización occidental moderna, vivían perfectamente bien.

Sin caries, ni enfermedades raras, ni necesidades más allá de su mundo. Hasta que empezamos a ir los turistas a visitar sus casas y darles chocolate a sus niños y dejarles nuestros resfriados y nuestras caries y nuestra basura en forma de latas de refresco y billetes.

Ustedes, yo, cualquiera de los que compartimos este mundo de Internet, Starbucks y McDonald’s, creemos que nuestra forma de vida es la correcta. No podemos concebir nuestro mundo sin televisiones ni licuadoras ni microondas ni Google. Pero hay muchas personas que sí.

Sería maravilloso que pudiéramos hacer viajar sin contaminar a las personas que tienen una visión del mundo distinta a la nuestra… Que pudiéramos ser meros observadores sin incluir un juicio en nuestros viajes, sin sentir la necesidad de darle un chocolate a un niño que nunca ha comido uno y que no tiene las herramientas para limpiar sus dientes como nosotros hacemos.

Compartimos un mismo planeta pero cada cultura es un mundo aparte.

¿Ya me siguen en Twitter? Para que me cuenten qué opinan sobre la occidentalización de la vida... @Caro_Saracho