Almacenamiento de blancos

El aire húmedo y temperaturas cálidas estimulan el crecimiento de moho en materiales orgánicos como algodón y lana, lo que resulta en blancos con olor a humedad.

Para evitar esto, mantenga la ropa en un armario fresco, seco y bien ventilado. Si debe guardarla en un cuarto de baño o en un ambiente de humedad similar, la estantería de alambre ayudará a los artículos a respirar.

Después de una ducha o un baño, encienda un ventilador de extracción durante al menos 20 minutos para enfriar la habitación. Si no tiene ventilador en el baño, trate de colocar productos absorbentes de humedad, tales como paquetes de gel de sílicio, un paquete de tiza o una caja de bicarbonato de sodio, en el espacio con sus blancos.

Otra opción: Instalar una bombilla incandescente, el calor de la bombilla seca el aire. Si estas medidas no son todavía suficientes, considere en invertir en un deshumidificador.

Si la humedad no es el problema, y usted sólo busca mantener ese olor de recién lavado, intente hacer sachets o bolsitas caseras sin costuras con virutas de cedro o lavanda seca, clavos de olor, menta o tomillo.

Ponga cualquiera de estos ambientadores en bolsitas de muselina de algodón, el tipo de uso común para calentar especias y hacer té. Una vez que estén llenos, cierre bien las bolsas y coloque una en cada estante del armario. (Como bono adicional, todos estos ingredientes naturales son considerados como repelentes de polilla).

O para una rápida solución comprada en la tienda, coloque telas perfumadas para la secadora entre toallas y juegos de sábanas, dice Stephen Cardino, vicepresidente y director de moda de Macy’s Home Store.

Si usted es alérgico o sensible a los perfumes, coloque una caja abierta de telas para secadora en el armario, para que las telas no toquen directamente su ropa de cama. Cambie las telas o la caja cada pocos meses, o cuando ya no tengan aroma. Alternativamente, se puede almacenar una vela perfumada apagada o una pastilla de jabón en el armario para mantener todo fresco.