Carta de desafío al emprendimiento femenino

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En los últimos años el tema de la innovación es algo que nos ha traído locos; todos queremos definir qué es, todos quieren hablar de ella, todos queremos descubrir hasta dónde nos puede llevar como mujeres y como sociedad.


Pero el reto no se queda ahí, el reto viene cuando lo juntas con otra palabra de la que todos quieren hablar, emprendimiento.



¿Cuántas veces no hemos visto cosas que consideramos refritos carentes de originalidad?, ¿cuántas veces no hemos ido a unas hamburguesas que prometen algo diferente por el hecho de ser gourmet o artesanales y al momento de llegar, el concepto es exactamente el mismo que todas las demás que hemos probado pero con diferente diseño en la carta y diferente decoración?


Lo anterior se suma a que últimamente he ido a eventos donde los emprendedores hablan sobre los fracasos que han tenido y me ha hecho confirmar que pocos son los emprendedores que se toman el tiempo para cuestionar, investigar, aprender; resumiendo, pocos son los emprendedores que se toman el tiempo para desafiar su emprendimiento.



Sé que a los emprendedores se les conoce por accionar ideas, por ser los doers, los makers del aquí y el ahora de los países pero es necesario hacerlo con pies de plomo, tomarnos nuestra idea tan enserio como si lo que estuviéramos desarrollando fuera casi una ley científica. La pasión, la actitud y el dinero que le imprimamos a todo lo que desarrollemos es sólo una parte de lo que tenemos que pensar cómo hacer.



Ya no es suficiente crear, no es suficiente emprender, cada vez nos tenemos que exigir mucho más para poder arrancar como las grandes y sobrevivir como las grandes.



Emprender es duro pero antes de preocuparnos por cómo vamos a llevar acabo nuestra idea, tenemos que darnos tiempo para cuestionar nuestra idea y empezar con preguntas como: ¿esta idea me llevará a ser conocida como la creadora de algo realmente original?, ¿será algo que pueda seguir creciendo?


Debemos cuestionar y retar nuestras propias capacidades y deducir si nuestra idea es suficiente, si la gente realmente necesita lo que le estamos ofreciendo, si no es algo que la competencia podrá copiar con facilidad. Preguntas como estas son básicas y al mismo tiempo estratégicas, son un favor que nos debemos hacer.



Recordemos que la innovación es ir siempre un paso adelante; un paso adelante de tu competencia, un paso adelante de ti misma.
Sin innovación muchos de los emprendimientos están condenados a ser una mejora temporal de lo que hoy existe.



Debemos empezar a desarrollar y emprender como si la vida fuera demasiado corta para dejar ir la oportunidad de ser conocidas como las creadoras de algo que sorprenda más que ver la innovación como algo que se tiene que hacer constantemente para mantener un emprendimiento y provocar que sea escalable, replicable y que siga rindiendo frutos todo el camino.

 

Bien dicen por ahí  "Only the paranoid survive" y es lo menos que podemos hacer por nosotras y por nuestro negocio.

 

Comencemos a retar al emprendimiento, comencemos a emprender innovando.

 

Por: Branding Boutique/@lisantropia

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