De la Casa Blanca a editora de moda

Alyssa Mastromonaco
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Desde que empecé a trabajar en ActitudFEM tanto mis papás como mis amigos han asumido que trabajo en una revista superficial y frívola que se dedica a hablar de peinados y uñas. Y sí, en ActitudFEM hablamos de pelos y uñas, pero también de muchas otras cosas porque nuestra idea es que a las mujeres tanto nos interesa cuidarnos el cabello como saber qué está pasando en la Franja de Gaza.


Esa ha sido nuestra lucha desde que empezamos esta revista, y nuestro jefe cree en la versatilidad de la humanidad, no de las mujeres como género, y cree que si los hombres pueden tener en una misma revista temas de política y rutinas de ejercicio, las mujeres necesitábamos un espacio similar.


Las que son fans de corazón de ActitudFEM saben que esa es la médula de nuestro sitio, pero ser encasilladas en la frivolidad de una revista femenina no es algo que se pueda quitar fácilmente. Estamos luchando contra años y años de discriminación hacia la mente femenina que debería de ocuparse sólo de “ciertos aspectos”. Somos las mismas mujeres las que discriminamos el trabajo de otras mujeres que hablan sobre peinados y uñas, cuando en realidad esto nos interesa a todas tanto como te puede interesar la Reforma Energética o la caza de focas.


Así que cuando leí la historia de Alyssa Mastromonaco me quedé impactada y le aplaudo de pie por atreverse a dar un salto abismal para el género femenino, aunque la crítica que tuvo que enfrentar haya sido tremendamente fuerte (mi papá sigue soñando con que yo trabaje en Proceso en lugar de escribir sobre pelos y uñas).


Les cuento… Alyssa Mastromonaco era Jefe de Gabinete de la Casa Blanca de la Administración de Obama y renunció a su puesto en el que llevaba 3 años para ser Editora en la revista Marie Claire. Claramente la gente se sintió con derecho de opinar bajo la premisa de que cómo, una mujer que ya tenía una carrera profesional destacada en el gobierno, dejaba su posición para trabajar en una revista femenina, y no en cualquier revista, sino en una con un corte claramente superficial.


Los argumentos que le daba la gente asumen que las mujeres somos incapaces de ser ambas cosas: informadas y fashionistas; que para ser una mujer inteligente y respetada por sus colegas debe olvidarse de su apariencia y de cosas “banales” que pudieran interesarle.


Puede parecer tan irreal pensar que una mujer inteligente, profesionista y capaz, pudiera tener El Economista, el Washington Post y Vogue, todo en su mesa del desayuno, e interesarse tanto por un tema como por el otro.


Alyssa rechaza valientemente este supuesto en el que se clasifican los asuntos “femeninos” como algo que no puede hacer una profesionista exitosa en el mundo de la política, cuando en realidad lo que ella está haciendo es cambiar de ámbito sin dejar de ser exitosa, sin dejar de tener un buen puesto en el que sus habilidades y capacidades se vean explotadas al máximo.


Le va a requerir el mismo esfuerzo aunque con diferente enfoque realizar cualquiera de los 2 trabajos.


Mastromonaco escribió que nuestra generación de mujeres ambiciosas del siglo XXI saben perfectamente que leer Glamour no está peleado con leer el New York Times y que una información es tan valiosa como la otra según la aplicación que se le dé.


¿Por qué no pensamos menos de un hombre que se interese por rutinas de ejercicio o cremas para la piel, además de su trabajo como arquitecto o abogado, pero sí juzgamos a las mujeres que, desde una trinchera “seria” muestran interés por temas de maternidad o cuidado personal?


Y de esto chicas, somos responsables todos pero más las mujeres. Nosotras somos las más duras al juzgar los pasos de las que creemos líderes femeninas. Si un tipo como Obama se preocupa por ponerse protector solar le aplaudiremos diciendo que es un hombre que se cuida a sí mismo mientras que si encontramos un ejemplar de Marie Claire en el escritorio de Hilary Clinton daría para montones de notas en los medios cuestionando sus intereses y su forma de “entretenimiento”.


Usé demasiadas comillas escribiendo este texto, algo que prueba la necesidad de fijarme en la forma en que describo situaciones y adjetivos que deberían ser obvios para todas las mujeres.


Cambiar esta situación es cosa de todas… ser inteligente no está peleado con ningún gusto, lo importante es ser auténtico. El mayor experto de cine en el mundo bien podría disfrutar de la historia de Twilight sin que tuviera que ser un placer culposo sino un gusto simple y sencillo como preferir vainilla en lugar de chocolate.


Todo es cuestión de gustos y de personalidades pero no debería ser cuestión de géneros. Y nosotros en ActitudFEM esperamos contribuir un poco en ese sentido… si no lo sienten aún las invitamos a darse una vuelta por todos los canales del sitio, se van a sorprender.

 

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