El costo del dinero

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Somos capaces de gastarnos dinerales en tonterías como pintarnos el pelo y luego  hacernos tratamientos para recuperarlo porque lo hemos pintado por años. Muchos tiran el dinero cirugías que no necesitan ni carteras que no usan ni zapatos que tienen de sobra y ropa que ya no cabe en el closet, pero cuando se trata de su cuerpo, de su salud, de las verdaderas cosas importantes de la vida, se convierten en los peores tacaños.

 

Cuidarse, llevar una vida sana y saludable cuesta, no debería, pero mantenernos en buen estado físico ataca directamente a la cartera. Sin embargo, no escatimamos en unas botas de miles de pesos sólo porque son piel italiana (prueben la faux fur, es más justa con los animales y muuucho más barata) o porque son de determinada marca, pero vaya usted a comprar una piña orgánica y se va por la que está llena de pesticidas sólo porque cuesta cinco pesos más.

 

Los controles médicos “¡ni Dior lo mande! Esos médicos cobran una millonada y ahorita no tengo dinero”, pero si viene el 14 de febrero no hay miramiento en comprar rosas a 200 pesos o pagar restaurantes con cartas infladas.

 

Por eso es que el mundo está al revés, porque las prioridades de muchos están al revés. Porque nos han enseñado solamente una cara del valor del dinero, la que compra la supuesta tranquilidad y los caprichos que nosotros consideramos que sí valen su costo.

 

Pasamos toda la vida trabajando como unas mulas para pagar por los próximos 30 años la bendita casa que nos meten en la cabeza que tenemos que tener. Para acceder a la vida que tus padres siempre aspiraron que tú tuvieras gracias a ese trabajo que no te gusta y sólo te da vacaciones dos semanas al año. Vacaciones que a veces no se pueden pagar porque la hipoteca no lo permite.

 

Ahorramos cada centavo que nos sobra para pagar una vejez a la que no sabemos si vamos a llegar, pero si no se ahorra para ella entonces no se vive tranquilo.

 

Lo maravilloso del dinero es que dicen que compra la felicidad, y, a menos que la felicidad tenga cara de cartera de Dior o de casa en las Lomas, temo decirles, querid@s Ciril@s de Cirilandia, que conozco mujeres con sus closets de casas en las Lomas llenos de carteras de marca y completamente amargadas por la vida que les tocó vivir o que intercambiaron por unos cuantos pesos.

 

Asimismo, conozco personas que viven descalzas en sus palapas sin luz eléctrica y que su alma canta en gran sintonía.

 

Por eso me atrevo a asegurar que no es que le hayamos perdido el sentido al dinero sino que nunca se lo conocimos, porque aunque haya dichos que aseguran que la felicidad tiene signo de pesos, es mentira, la única manera de encontrar la felicidad está dentro de nosotros y una buena manera es encontrándole el verdadero valor al dinero.

 

No escatimando en tu alimentación, en tu futuro físico, no escatimando en disfrutar los verdaderos placeres de la vida, en crear momentos para los que, créanlo, no se requiere de tanto dinero.

 

Así que dejen de gastarse su dinero en pintarse tanto el pelo, en botas caras y descomunalmente zapatos  caros. No sueñen con una fortuna para comprarse la casa más grande de todas, cómprense una casa que se ajuste a su presupuesto y conviértala en el mejor lugar de todos.

 

No se amarren por dinero ni pongan en el dinero la felicidad, porque esa es la receta perfecta para una vida con bolsillos llenos, pero con el alma vacía.

 

Gracias, Aisha, por la inspiración…

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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