Las personas que el suicidio deja atrás

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A veces pienso en lo fácil que sería morir. Me doy cuenta que en ocasiones el dolor de vivir es más que aquel de morir. Yo, como tú, no dejaría una nota. Cualquiera que se interesara lo suficiente para encontrar mi razonamiento, descubriría las cartas al azar que no escribí para nadie. Están por todos lados. Estas cartas puestas en orden explicarían todo, aunque no las escribí con la intensión de dejarlas como pistas de por qué decidí morir. Estas cartas me han mantenido cuerda cuando nadie más me escuchaba o cuando simplemente no podía hablar –sólo escribir.

 

Admitiré que perdí mucha de mi cordura cuando te fuiste. Y aunque han pasado 231 días, todavía me despierto a la mitad de la noche a causa de mis sueños contigo. Ya sean malos o bueno, duelen de la misma manera. Me encuentro siendo egoísta y deseando que los buenos deseos fueran reales, pero sé que aunque pudieras no te gustaría regresar. Sin embargo es muy fácil ser egoísta.


Las personas me cachan hablando sola en voz alta y se burla de la forma en que hablo conmigo misma… y lo los dejo, porque, bueno, ¿qué tan loca me vería si les digo que no estaba hablando sola, sino con mi mejor amigo que está muerto? Me gusta pretender que me escuchas. Y quién sabe, tal vez lo hagas. De cualquier forma, no me digas. Si supiera que me puedes escuchar, nunca me callaría y si supiera que no puedes… bueno… me sentiría perdida.


Las personas todavía preguntan por ti. Entran a la tienda donde solíamos trabajar juntos y me preguntan qué te pasó o dónde has estado. Odio contestar porque yo todavía no lo entiendo. Sólo les digo que te transfirieron. Claro, cuando descubren ese pequeño obituario que laminaron y pusieron por la caja registradora, me hacen más preguntas.


La otra noche una mujer se acercó y le preguntó a Joe qué había pasado. Joe comenzó a trabajar hace unas semanas así que no tenía idea. Él me llamó y me preguntó si sabía y yo dije, “Sí, sí sé”.


“Bueno, ¿qué pasó?” me dijo ella.


Y no estaba segura de cómo decirlo así que balbuceé algunas palabras que no completaban una oración. Ella parecía irritada con mi respuesta –o mejor dicho, con la falta de ella. “Éramos cercanos y me preguntaba cómo estaba últimamente”.


“Ni siquiera sé cómo explicarlo. Decirlo. Quiero decir. Yo solo. Él…” mis esfuerzos se sentían ridículos.


“¿Fue un accidente?”

Una pregunta más fácil. “No”.


Ella hizo este horrible sonido exasperado como si yo fuera la perra de la conversación.
Intenté de nuevo, “Él eligió”.


Su rostro se transformó en uno de confusión e irritación, “¿Qué quieres decir con que ‘él eligió…’?” se detuvo y si expresión molesta se suavizó en una de culpa.


Pude sentir como mi rostro se enfriaba y mis manos comenzaban a temblar, “Él ya no quería estar aquí”.
“Él… oh Dios mío… él era un muy bien chico”.


Yo me reí, “Sí, él más dulce”. Y aunque yo quería terminar con esta conversación, ella siguió presionando.
“Eso es horrible. ¿Eran cercanos? Quiero decir, creo que me suponía algo… siempre que venía aquí podía ver la distancia en sus ojos y siempre quise preguntarle si estaba bien. Este año he lidiado con muchas muerte y conozco esa mirada”.


Me moría de ganas de decir, Estúpida, eso sólo eran las drogas, no sabes nada. Pero me controlé. Nadie sabía. Nadie tenía idea y eso era lo que tú querías. Eras el tipo de persona que ponía sus problemas a un lado para alegrar el día de alguien más, aun cuando ni siquiera podía alegrar el tuyo.


Cuando se fue, regresé al trabajo y Joe me siguió.


“¿Estás bien?” preguntó.
Yo sólo asentí.


“No sabía. Yo sólo –ella preguntó y pensé que tal vez tu sabrías algo y luego te diste la vuelta y te vi los ojos y pensé ‘diablos, va a llorar’,” él se rio para aligerar el ambiente y no me importó.


Lo miré, “Sólo es difícil. Las personas vienen aquí todo el tiempo –¡AUN!- y me preguntan dónde está. Es como, ¿todavía no lo saben? ¿Cómo no han escuchado nada? Sabes qué, ni siquiera me importa. Si se hubieran interesado por el como dicen, hubieran estado ahí. Hubieran estado maldita sea, ahí. Y la siguiente persona que me pregunte dónde está, se va”.


¿Cómo no saben? ¿Cómo pueden decir que te conocen cuando ni siquiera se habían dado cuenta que te fuiste hace meses? Cada vez que alguien me pregunta por ti, me dan ganas de brincar el mostrador, tomarlos del cuello y decirles que se vayan al carajo. Tal vez es un poco extremo, pero así me siento. Desde que te fuiste he perdido los estribos por completo.


Escribo un montón de cartas que nunca serán leídas. Esa fue una de las tantas que le escribí a mi mejor amigo, el que se colgó el 4 de noviembre de 2013.


Ir por la vida cuando tu mejor amigo está 6 metros bajo tierra es… bueno, es algo que no quieres hacer. Pocas personas me han preguntado cómo es. Y de esos pocos, ninguno ha recibido una respuesta. Pero ahora tengo una.

 


¿Cómo es? ¿Perder a una persona sin la que quieres vivir? La respuesta es en la pregunta. Simplemente no quieres vivir. Así es como es. Y he pensado en esto 100 veces y no he encontrado una mejor manera de explicarlo.


Cuando pierdes a la persona que hace que tu vida sea soportable –perderlos porque no podías hacer lo mismo por ellos- el sentimiento de culpa chupará la vida de todo tu cuerpo. Mentalmente, emocionalmente y –poco a poco- físicamente. Cuando alguien se va de la manera en que él lo hizo, todos quieres apuntar con el dedo. Todos quieres saber por qué. Y él no dejo un “por qué”.


Así que perdóname por culparme, porque lo hago. Muchos de nosotros lo hacemos. Y no soy la única que me culpa. Y seré honesta. No quiero que nadie me diga que no fue mi culpa, por lo que fue. Al decir eso no  me refiero a que yo le dije que lo hiciera o le entregué la soga, me refiero a que tuve la oportunidad de pedirle que se quedara y no lo hice. Entre otras cosas.


Dejaré de culparme cuando lo vea a los ojos y le pida perdón. Lo siento si no puede hacer que tu vida fuera más soportable. Dejaré de culparme cuando él esté parado frente a mí. Dejaré de culparme cuando yo me vaya también.


Desafortunadamente hay dos partes de esta historia y de esta “vida”. Explicaré las comillas en un momento. La segunda parte es aprender a vivir con todo lo que ha pasado. Sigo descubriendo ese aspecto, pero compartiré lo que tengo hasta ahora.


Por lo general, vivir así se siente como una pesadilla. Literalmente. Es como si estuviera dormida y nada fuera real. Acercarme a las personas es difícil porque se darían cuenta y no estoy segura de cómo explicarlo. ¿Cómo le dices a alguien que estás muerta cuando están parados frente a ti –siendo testigos de tu respiración y de la sangre en tus mejillas?


El otro día mi otra mitad me preguntaba sobre esto  y yo no dije nada en voz alta. Pero él me vio con miedo y dijo “ni siquiera estás aquí en este momento”. Estaba ahí físicamente –él podía tocarme, olerme, escucharme. Pero mente se había ido. A otro lugar. Él dijo que era obvio con verme a los ojos. Les falta vida y enfoque. Como si todo lo que alcanzan a capturar no tuviera propósito.

 

Como si todo pudiera atravesarse con la mirada. Me dijo que había visto demasiado, que había visto cosas que la persona promedio pasa la vida evitando. Nada era real para mí. Múltiples profesores de la universidad me convencieron que la vida humana es valiosa porque contiene emociones que ninguna otra creatura posee. Entonces si me hace falta eso, ¿puedo asumir que soy inservible? ¿O que estoy muerta?


Así es como me siento. Muerta.


No te puedo decir el número de veces que he ido al volante y pienso en lo fácil que sería perder el control. Cuántas veces he sostenido una botella de pastillas en la mano y me he preguntado cuántas debería tomar. Cuántas veces me he preguntado lo sencillo que sería. Lo fácil que sería para MÍ.


Pero mi mente sigue funcionando de una manera que parecer casi humana y pienso en la primera parte de esta historia y me doy cuenta que no quiero que nadie más en el mundo se sienta así. Me doy cuenta que necesito aguantar y hacer de la vida algo más soportable para mí y para los que me rodean.


Aunque sienta que estoy muerta, no lo estoy. Y tal vez, como no me he ido completamente, tal vez aun exista forma de regresar a la vida. Me sostengo del hecho de que no soy capaz de tomar la vida de alguien más de la forma en que él tomó la mía.


(via: Thought Catalog)

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