Los calzones de la bici

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Hoy en día es una prenda sin la que difícilmente salimos de casa. Hay de muchos tamaños, formas, colores y utilidades. Pero no siempre existieron en la historia de la humanidad. Es poca la información pero al parecer, se sabe que los calzones fueron en sus inicios un símbolo de jerarquía entre las mujeres, así sucedía en Egipto, donde las de más alto rango y las de belleza incomparable eran las únicas que podían acceder a estas prendas. Las mujeres griegas usaban túnicas abiertas que recogían el cuerpo formando un triángulo, las romanas vestían otras que cubrían el pecho y las caderas.

 

Se tiene la creencia que durante la Edad Media, las mujeres usaban calzones de castidad para evitar infidelidades mientras sus maridos iban a las batallas. Pero no se sabe con seguridad. Lo que es más posible, es que usaran calzas largas, es decir, tejidos gruesos que iban de la cintura hasta los tobillos. Por supuesto, el pantalón era una prenda exclusiva de los hombres. Además, en esos tiempos donde la higiene era muy precaria, se optaba por utilizar blusas largas y holgadas. Casi nadie utilizaba calzones por la practicidad, comodidad y para evitar infecciones o problemas de ladillas.


El caballo era utilizado frecuentemente como medio de transporte y se sabe que algunas mujeres llegaron a pintarse de blanco en medio de las piernas para que los hombres no vieran nada cuando se subían a ellos para dar un paseo.


A finales del siglo XIX fue inventada la bicicleta de cadena. Por supuesto, la sociedad condenó su uso por parte de las féminas con argumentos como problemas de esterilidad, abortos y como una forma de excitación sexual. Sin embargo, ello no impidió que muchas intrépidas desafiaran las reglas de su tiempo para usar la bicicleta como su medio de transporte. Las más jóvenes y aventureras tomaron el vehículo como un símbolo de libertad e independencia. Pero ese es otro tema y el que aquí nos atañe es el de los chones.

 

La bicicleta causó tanto revuelo en esas mujeres que aquello provocó cambios radicales en la moda: los vestidos victorianos eran incomodísimos para pedalear, lo mismo que los corsés y las faldas hasta el piso. Pronto aparecieron faldas mucho más cortas y calzones para usar debajo de ellas. Lo anterior también trajo consigo debates interesantes sobre el sometimiento de las mujeres reflejado en sus prendas de vestir.

 

Comenzaron a acortarse los vestidos y las chicas más intrépidas “se pusieron los pantalones en su lugar”. Por supuesto, para este nuevo tipo de atuendos se necesitaban nuevos tipos de ropa interior. Así fue como se popularizaron los calzones tipo bloomers, que llegaban arriba de las rodillas e, incluso, hubo mujeres los usaron sin falda. Sin duda, la bicicleta ayudó enormemente a la liberación femenina hasta los calzones.

 

Poco a poco, y gracias a muchísimos y diversos factores, la ropa interior fue siendo mucho más diversa. Ahora es difícil pensar en no utilizarla, incluso es un poco mal visto y se relaciona con falta de higiene.

 

¿No quieres usar faldas cuando andas en bici porque se te ven los calzones? ¡Qué más da! ¿Por qué preocuparse si se nos ve un pedazo de tela que usamos para cubrir nuestras partes íntimas? Tampoco trato de incitar a la gente a que los enseñe. A lo que me refiero, es que cada quien es libre de mostrar la ropa que desee. Al fin y al cabo, es sólo una prenda más.

 

Por: Mónica Perea
@Moniquiquii
@TeatroEnBici
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