Los desayunos más sanos

Desayuno sano.
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El cuerpo humano es una maquinaria muy compleja y delicada que necesita de combustible para arrancar tras varias horas de descanso. Y no de cualquier combustible. Si despertamos y no le ofrecemos nada, nuestras funciones arrancan lentas y nuestro organismo lo hace sin fuerzas utilizando las reservas de nutrientes, desgastando el sistema y agotando nuestras energías.


Dejar de comer por las mañanas, pensando que con ello perdemos algo de peso, es una insensatez y sólo conseguimos frenar la quema de calorías.

 

El desayuno, la comida más importante del día

 

Para conseguir la energía que necesitamos y reducir el estrés y la ansiedad de las largas jornadas, el desayuno es la comida más importante del día. Sin embargo, muchos de nosotros desayunamos mal o no lo hacemos argumentando falta de tiempo. “Con un café me basta”, decimos.

 

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La importancia de un buen desayuno radica en la capacidad de definir nuestro humor en la primera mitad del día, así como nuestros niveles de energía y productividad. Un desayuno pobre, o basado únicamente en excitantes como el café, solo contribuye a aumentar los niveles de irritabilidad y estrés.

 

Aprender a desayunar desde pequeños

 

Un reciente estudio de la Universidad de Harvard comprobó que los grupos de estudiantes que comenzaban el día con un buen desayuno reducían los niveles de hiperactividad, mejoraban el comportamiento y la atención y, en general, aumentaban el promedio de sus calificaciones. También se demostró que lo mejor es la ingesta de cereales integrales, ya que son de digestión lenta y liberan glucosa durante muchas horas.

 

Un buen desayuno debe tener un cuarto de las calorías que vamos a ingerir en el día y 30% si realizamos, en las primeras horas de la mañana, algún deporte o tenemos un trabajo que exija esfuerzo físico. Esto se traduce en el consumo de 500/600 calorías para una mujer de mediana edad y unas 700 para un hombre.

 

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Los mejores carbohidratos. La elección de los cereales de desayuno es crucial. Debemos decantarnos siempre por los no refinados, e integrar algunos menos conocidos, pero de inmenso valor nutricional, como el amaranto.

 

También es muy importante elegir un buen pan y buscar uno que haya sido elaborado con levadura de masa madre, más fácil de digerir. Lo que no debe faltar en ningún desayuno son los alimentos frescos, fruta o verdura, que nos aportan vitaminas para todo el día.

 

A primera hora del día también es importante tomar proteínas. Una de las mejores es la soja, que podemos tomar en forma de yogur combinado con otros vegetales, como los frutos secos, o en su formato de leche, transformado en licuado de frutas. Además, como no se corta, se puede mezclar con cítricos.

 

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Hay que desterrar la idea de que todas las grasas son malas, ya que con alguna de ellas conseguimos beneficios para el sistema cardiovascular, además ayudan a absorber las vitaminas liposolubles, sirven de aislante y mejoran la síntesis de nuestras hormonas. Las semillas son las mejores fuentes, así como el aceite de oliva, un paté de aceitunas, o una crema de aguacates.

 

El desayuno, nuestro mejor aliado durante todo el día.

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