Carta abierta a mi hija

Carta abierta a mi hija / Especial
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Algunas veces pensé que jamás te conocería. Esos días temí que nunca existieras y ese tiempo fue mi última oportunidad. Pero otros días me estremezco de alegría pensando en tu piel y cómo me sonreirías.


Quiero decirte algunas cosas, en caso de que no sucedan, en caso de que nunca me conozcas o en caso de que olvide decírtelas.


Primero, no temas al amor. En cambio, teme a los hombres que tienen dos nombres. Cuida las etiquetas y reglas. El balance es la clave.


Si alguien es grosero contigo en el autobús o en la línea del banco, trata de pensar en todas las cosas horribles que debieron sucederle a esa persona al inicio de su día. Nunca fui bueno para eso, pero tú lo serás.


Serás amable y valiente.


Algunos días, habrás llegado al final de tu ingenio y las groserías de algún extraño pueden ser abundantes. Cuando estos días lleguen recuerda que nadie está lo suficientemente ocupado en esta Tierra como para no pasar tiempo contigo; claro a alguien que le importes. No dejes que las personas usen esa excusa y no la uses tampoco. No es fácil. 


No hay nada de malo con no ir al colegio. No hay nada de inmoral en tener sexo o fumar. Lo último quizás no sea sano, pero nunca dejes que nadie te diga que eres una mala persona por esas decisiones que tomaste. Dios no existe pero aún debes tener fe en la humanidad. Sin importar lo duro que pueda ser algunas veces.


Los tatuajes están bien, siempre y cuando complementen tu bella piel y no la estropeé.


¿Sabes cuántas personas tuvieron que sobrevivir a este mundo para que estés aquí? Si una persona de nuestra generación pasada hubiera muerto de un ataque cardiaco o atragantado, tú no estarías aquí.


Nunca olvides eso. Y recuerda que puedes ocupar dos plazas de aparcamiento en la vida. Depende de ti decidir si es o no bello.


Toma el consejo del mundo de manera crítica. Mis errores, sin embargo, no tienen que ser los tuyos. Tú podrás tener mejores ideas, mejores caminos y mejores maneras de resolver las cosas.


Guarda lo bueno, descarta lo malo y sé cuidadosa con lo que te dicen los otros.

 

Sé valiente con el amor de tu vida y no pierdas la posibilidad de dormir con alguien que tenga tus afinidades políticas. No duermas con intolerantes, racistas, homofóbicos o personas ingenuas


También sabes que nunca cambiaré y que siempre me sentiré conforme conmigo mismo. Cuida de ti, cuida de los otros y cuida el misterio. A nadie le gusta conocer todas las respuestas.


Ordena cocteles cuando estés en el bar y seas joven, pero siempre reserva los tragos fuertes para las ocasiones cotidianas.


No te olvides de la luz del sol y la forma en la que nuestras habitaciones huelen. La televisión no hace que se pudra tu cerebro, la leche es deliciosa y recuerda que te amo.


Por Alan Hanson para Hello Giggles


 

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