Mamá me confesó que abortó y mi vida cambió para siempre

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En Actitudfem tenemos usuarias con creencias y posturas de todo tipo, es por eso, que a continuación te presentamos el caso de una mujer que cambió su visión del aborto después de escuchar la historia de su madre.

 

Podrás o no estar de acuerdo con sus argumentos, pero te invito a que la leas y nos cuentes qué te pareció.

 

En séptimo grado yo llevaba un pin de plata en forma de diminutos pies en la solapa de mi uniforme de la escuela católica a la que asistía. Los pies emulaban los de un feto a las 10 semanas de gestación. Todas las chicas populares llevaban el broche como símbolo de nuestras creencias pro vida.

 

Entre otras cosas, nos mostraron imágenes de partes de fetos ensangrentados que habían sido abortados. Pensé que el aborto era asqueroso y espeluznante. ¿Por qué una mamá quisiera matar a su hijo?

 

Luego vinieron las elecciones presidenciales del 2000. Viendo CNN le pregunté a mi mamá por quién había votado:

 

“Gore. Él es pro- choice”.

 

Me quedé en shock cuando ella me dijo eso: “Mamá, ¿estás de acuerdo en que las mujeres decidan qué quieren hacer con su cuerpo?”.

 

Mi mamá es asombrosa, fuerte, inteligente y... ¿cree que está bien matar bebés?

 

Calmada, me contó que tuvo un aborto a los 18 años. Ella estaba realmente enamorada de su novio de aquel entonces, así que decidió perder su virginidad con él.

 

Quedó embarazada y un amigo la llevó a abortar la semana en que ella se graduaba de la preparatoria.

 

“Fue la mejor decisión que tomé”, me dijo. Me sentí afligida, abrumada pero también privilegiada porque me lo contara, porque consideró que era lo suficientemente madura como para oír su historia:

 

“Tu abuelo me habría echado de la casa. Todo el mundo se habría enojado conmigo. No habría sido capaz de conseguir un trabajo. No me arrepiento de ello”.

 

Fue tan difícil saber su historia, pero mi mamá era mi heroína, mi mayor modelo a seguir; era graciosa, compasiva, amorosa, paciente. En esencia, ella es una mamá grandiosa.

 

En ese momento aprendí que mi mamá ha tenido una larga, complicada e interesante vida. No todas sus historias, memorias y decisiones han sido divertidas ni correctas.

 

Pero entonces, ¿cómo es que después de lo que pasó en su vida me deja andar por la casa con un pin pro vida?

 

Entendí que ella nunca quiso imponerme sus creencias a mí, sino que escogió que yo decidiera creer en lo que me hacía feliz. Y eso hice.

 

Tiempo después decidí quitarme el pin.

 

Entendí que cualquier mujer puede estar en una situación como la que atravesó mi mamá. A los 12, aún no tenía el juicio necesario para tomar decisiones importantes sobre aspectos relevantes en la vida de una mujer.

 

Pero hoy, soy feliz de decirme feminista, defensora del derecho a decidir de la mujer sobre su cuerpo, de tener una planeación familiar adecuada y de enseñar a las niñas sus derechos sexuales y a que tengan una buena educación sexual.

 

Me sentí tan bendecida de que mi mamá fuera total y completamente honesta conmigo.

 

Con información de MarieClaire.com 

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