Las modas Godínez más terribles de la historia

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Todos sabemos que los Godínez son una de las “tribus urbanas” con más adeptos actualmente, cada vez son más y más, cada vez cobran más fuerza, cada vez conquistan más territorios, son un imperio que va creciendo por todo lo largo y ancho del país, ya no existen zonas Godínez-free…

 

Su mejor amigo es el chavo que les cambia el billete para el parquímetro, y su alimentación tiene un amplio rango, desde la dama saludable que pide ensaladas del GreenGrass, hasta la más regordeta que todos los viernes hace cola en el puesto ambulante de tortas de chilaquil (siempre pronunciado en singular). Y aunque la mayor parte del tiempo son muy jocosos, muchos Godínez tienen un defecto: sentir odio enfermizo con el estilo y el buen vestir.

 

Stacy y Clinton podrían hacer 20 temporadas completas de ¡No te lo pongas! tan sólo con los del departamento de crédito y finanzas de cualquier empresa, y mi Joan Rivers se vuelve a morir 300 veces cuando pasa por el departamento de compras (la de E!, aunque su tocayito, Jorge Ríos, seguramente también odia estas modas). Estas son las ofensas más graves que hacen mis primos Godínez al estilo, recopiladas por su fiel servidor y nuestra Purpurette honoraria Denisse Silva:

 

1. Usar la credencial como accesorio

 

Por alguna extraña razón la credencial del lugar donde trabajan se ha convertido en un objeto de culto para la mayoría de los Godínez quienes tienen pesadillas en los que sueñan que la pierden y se despiertan hiperventilados y empapados en sudor. Algunas damitas (y también caballeros) lo han convertido en un bonito accesorio de moda, un objeto de distinción, y compiten entre ellos para ver quien tiene el “yoyo” más original, combinan el portacredenciales con el color de su ropa, le agregan bonitos colguijes de Swarovski, le pegan estampitas y otras ridiculeces… Sería mejor abstenerse de andar haciendo el ridículo y una vez cruzando la puerta de su oficina guarden su adorada credencial en un lugar no visible.


2. Portar traje sastre de colores pastel

 

Me parece que mi Carmelita Salinas adorada, ahora H.H. Diputada, debería lanzar una iniciativa de ley en dónde se prohíba expresamente el uso del bonito traje sastre en colores pastel. Parece que las bellas damitas Godínez recorren todos y cada uno de los Pardueles de la ciudad en busca de zapatos y bolsa de tono idéntico. No sé cómo chingadamadre lo hacen pero lo logran y ahí van paseándose orgullosas enfundadas en pantalón, saco, chaleco, bolsa y zapatos PANTONE 521C.

 

Gif de El diablo viste a la moda


3. Ahora bien, portar el masculino traje café

 

Los chavos, en lugar de usar el traje pastel, combinan un traje color popó con una camisa amarillo pollo por el mero placer de molestar. Tienen puntos extra si la camisa es de manga corta, y utilizan el bolsillo como bodega de el lapicero, la pluma de cinco colores – ¿QUIÉN USA PLUMA VERDE? -, el flexómetro, y el nivel.


4. Hablando de bodeguitas, introducirle al cinturón un fino monedero

 

Varios muchachos que me he topado en la vida, traen un monederito de piel colgado del cinturón, creyendo que Bob el Constructor es un ícono de moda. Los modelos más finos tienen pirograbado una Virgencita de Guadalupe, la leyenda “Morelos”, o un bonito motivo taurino.


5. Usar vestido con tenis

 

Seguramente usar el taconatzzoo no es lo más cómodo del mundo y aún si la ternura en cuestión es experta en el uso del mismo, es bastante complicado sortear los obstáculos que hay en las calles, esquivar el tambo de tamales, brincar coladeras destapadas, subir escaleras, caminar kilómetros en el transborde del metro y esas cosas. Muchas señoritas optan por siempre traer unos flats en la bolsa, sin embargo algunas más luchonas han llevado esta práctica solución a otro nivel, en vez de flats, prefieren el zapato tenis. Algunas son tan descaradas que no es hasta que se sientan en su lugar que se cambian el calzado. Fino complemento al yogur que se llegan a almorzar.


6. Vestirse de lobuki

 

La diva fashionista modelo consagrada de la oficina confunde su centro de trabajo con una “discoteque”; o peor aún un “tugurio” (dirían nuestras mamás): faldas demasiado cortas, blusas con más transparencia que el IFAI, pendejuela, chakira, escote, tacón de zorrita adolescente, plataforma de Plexiglass… En fin. Outfits que gritan ME URGE AGARRAR LO QUE SE DEJE en todo lo alto. Señoritas Godínez, ahórrense el reporte administrativo o la llamada de atención por parte de RH, nada de andar enseñando “el discretito” en horario laboral, luego uno se confunde pensando que van a renovar contrato, pero en el Tabares.

 


7. Hurtar la ropa de su abuelita

 

Muchas damas parece que fueron a asaltar el clóset de su abuelita para armar sus outfits para ir a trabajar. ¿Pechera en 2015? ¿Es neta? Por más frío que haga, las pecheras, mallas escolares, ponchos tejidos en colores pedorrones y calentadores quizás le funcionan a las varitas de nardo hipsters que caminan por las tiendas de ropa usada de la Roma. No a “la licenciada”.


8. Llevar la profesión de contador con orgullo, y usar cubre puños plásticos

 

Soy contador yo también, pero no se pasen.


Cuáles son las peores modas que han visto en sus oficinas? Dejen un comentario, síganme en Instagram para estar atentos por si algún día aplico alguna de estas...

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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