10 cosas que hacíamos cuando éramos adolescentes y ahora nos dan pánico

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Hace tiempo narré para ActitudFEM la sorpresa que me llevé cuando volví a ver La Sirenita después de muchos años y descubrí que estoy total y completamente de acuerdo con Tritón en todo lo que le dice a su pequeña mocosa de 16 años que se quiere ir a ligar con el humanito. Pero mi gran descubrimiento no quiere decir que de pronto Disney haya cambiado su historia, sólo tiene que ver con que soy un adulto (y sí, muchas tienen que ver con el consumo responsable de alcohol).

 

Si te pones a pensar hay un montón de cosas que hacías o veías cuando eras chica que te parecían de lo más normal y correcto, pero ahora no puedes creer que hayas sobrevivido. A mis casi 30 años puedo decir que estas 10 cosas que me parecían enteramente normal ahora me dan muchísimo pánico.

 

1. Subirme al carro cuando el que maneja va tomado


NO. No, nope, de ninguna manera. Si no puede abrir la puerta del carro sin tambalearse definitivamente no me voy a subir. Recuerdo que cuando era adolescente, aunque siempre fui bien estresada y tampoco me gustaba la idea, nunca me bajé de un carro. En este momento de mi vida prefiero salir de la casa en taxi (o dejar el coche en el bar) a ir colgada como gato del techo del vehículo.

 

2. Comer chatarra todo el día


Pizza para desayunar, algo ya preparado del 7eleven para comer y más pizza a la hora de la cena. La primera vez que te da gastritis o sientes un dolor en el pecho que, aunque resulta ser un gas, por un momento te hace pensar que vas a morir por puerca antes de los 30, le agarras un respeto a la vida que te convierte en cuasi vegana (por unos dos días, pero el resultado final es un miedo a la mala alimentación muy respetable).

 

3. Menores de edad en el antro


Cuando tenía 17 se me hacía de lo más ridículo que mis papás no me dejaran salir de antro. ¿Qué más daba si me faltaban meses para cumplir 18? Ahora cuando veo a las niñas de 18 pedísimas en la mesa junto a la mía lo primero que quiero hacer es cambiarme de lugar, porque antes de la media noche van a empezar a volar los vasos y eso de pisar vidrios o llegar a la casa con la ropa empapada no es lo mío, y segundo quiero llevarlos a sus casas, pedirles que dejen de gastar miles de pesos de sus papás en alcohol, quitarles los tres kilos de maquillaje y asegurarles que habrá mucho tiempo después para la peda. Ya sé, a mi qué me importa, pero ah que chiquitos se ven…

 

 

4. La barra libre


Llegas a una edad en la que los mini vasos de plástico con mucho hielo y alcohol etílico en botellas de Bacardi te dan dolor de cabeza nada más de verlos. No gracias, prefiero pagar por la botella entera, cerrada y tener vida al día siguiente.

 

5. La peda entre semana


Tienes que pasar por algunas cuantas crudas de oficina para llegar a temerle a salir en miércoles, pero eventualmente te verás a ti misma tratando de no vomitar en un baño compartido repensando tus decisiones de vida.

 

 

6. Tomar refresco diario


Hay quienes dejan de hacerlo a los 16 años cuando de pronto un día se levantan y se dan cuenta de que tienen estrías en el trasero porque desde que pusieron una maquinita de refrescos en la escuela se convirtieron en las mejores clientas de Coca Cola, y también hay otras personas que nunca logran comer con alguna bebida que no sea gaseosa, pero si llegaste a un punto en el que dejaste de tomar refresco tan seguido, no por estética ni por gusto sino por salud, eres un adulto con un miedo saludable a desbaratarte el estómago.

 

7. Perder el estilo en la posada de la oficina


A todas nos pasa alguna vez así que no te sientas mal, pero si este año ya bailaste en la mesa o sacaste al director comercial a bailar el meneíto probablemente no quieras volver a aventarte la carrilla laboral en la próxima posada. Esto es adultez.

 

 

8. Gastar todo tu dinero en chatarra o alcohol en el súper


Uno pensaría que esto sólo ocurre la primera vez que vas sola al supermercado, pero la realidad es que puedes pasar años comprando sólo dulces y sopas instantáneas (y después sufriendo dos semanas porque no tienes nada más que comer). Este pánico a vivir como universitaria foránea llega más o menos al mismo tiempo que dejas de desayunar chatarra y pasártela con refresco.

 

9. YOLO en el sexo


Sí, sólo vives una vez, pero puedes pasar toda tu vida sin sífilis e hijos no planeados. Cuando no importa si llevas toda la noche ligando y estás súper lista para echar pasión pero resulta que nadie tiene condones y decides que mejor ahí muere en lugar de persignarte el abdomen, recitar un YOLO y seguirle eres toda una adulta.

 

 

10. Bloquear a tus papás de redes sociales


Esta es más o menos al revés, no es que te de pánico agregar a tus papás a Facebook, es que llegas a una edad en la que, como ya te da miedo hacer todo lo que no te dejaban hacer, ya no tienes razón para bloquearlos. Aceptar a tu mamá y dejarla que vea tus fotos (o, para los más aventureros, dejar que se publiquen en tu muro las fotos en las que te etiquetan sin que las revises) es verdadera señal de adultez.

 

¿Qué hacías de adolescente que no puedes creer que hayas sobrevivido?

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