Cupido por elección

Cupido por elección [opinion de Anna Bolena]
Cupido por elección [opinion de Anna Bolena]
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Toda nuestra vida gira en torno al amor. Esa es nuestra meta y objetivo, es lo que nos desvela, lo que nos proyecta, el motor que nos hace levantarnos todos los días.

 

Por amor hacemos las más locas locuras, es por amor que lloramos, que reímos y que nos angustiamos. Por amor entregamos todo de nosotros y nos convertimos en la mejor versión que nuestra alma aspira. Es por amor que las mariposas migran a nuestras entrañas y sonreímos sin motivo aparente.

 

Hace algún tiempo, una Cirila lectora me contó sus entuertos del amor con un Cirilo con quien llevaba, para entonces, una relación de cinco años. Un Cirilo que no lograba comprometerse con ella y que no entregaba el amor suficiente que le hiciera el alma brincar de emoción.

 

Era una relación, si no nociva, por lo menos una de las que no nos hacen felices. De esas en las que nos enganchamos sin motivo, por pura necesidad de amar y ser amados.

 

Mi consejo fue, como siempre, seguir lo que los instintos dictan y hacer lo que el corazón manda, no el ego, el corazón. Mi consejo siempre se centrará en buscar la felicidad, en darnos el regalo de sentir lo que soñamos sentir y no conformarnos con migajas por simple miedo a perdernos en la soledad.

 

Cuando nos encontramos en esas situaciones sentimos miedo a abandonar la relación que conocemos por explorar nuevos territorios. Es normal el recelo que produce lo desconocido y la comodidad de lo conocido.

 

Sin embargo, la felicidad es para los valientes, Cirila se armó de valor y salió de esa relación que no la hacía feliz. Con el dolor de su alma prefirió estar sola, pero disponible para cuando Cupido se asomara por su ventana.

 

Así fue.

 

Un tiempo después, apareció un Cirilo que poco a poco le fue dando más y más motivos par ser feliz. Cirila comprendió, pues la vida le dio las razones, que la felicidad pasa, no se obliga.

 

No importa cuánto nos digan que el amor se da de a pocos, pues siempre hay algo de arrebatado en él. Uno sabe cuando está con una persona de la que se podría enamorar, uno sabe, de alguna mística manera, cuando llega esa alma gemela que seguramente en otras vidas caminó de la mano con nosotros.

 

Y es que el amor no se ruega, no se pide, no se fuerza. El amor se da y se recibe de quien lo ofrenda para nosotros.

 

Si no eres feliz con una persona, no es responsabilidad de ella, es responsabilidad tuya. Tú y sólo tú escoges con quién disfrutar el camino de la vida o con quién pasar amarguras y penurias del corazón.

 

El amor siempre llega, siempre, siempre, siempre. Mientras uno tenga fe y se sepa merecedor de esa felicidad que el universo provee para todos nosotros, sus hijos terrenales, aparece Cupido y nos elige para rebosarnos del elixir que prima en nuestra vida: el amor.

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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