El síndrome Jennifer Aniston

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Cada día la soltería se convierte, poco a poco, en un estatus social más por voluntad que por resignación. Conozco a muchas mujeres que son felices de estar solteras, eso sí, no es que estén negadas al amor, ni cerradas a tener una relación significativa, pero sí están convencidas de que el día que tomen el paso de casarse será porque ese hombre es ideal y lo vale, no porque la sociedad alegue que una mujer de 40 años que no se ha casado es una solterona.

 

Pero es que todavía mucha gente padece del síndrome de Jennifer Aniston, ¿a poco no habían oído de esa contemporánea enfermedad? ¡Pues claro que no! porque yo me lo inventé, yo lo descubrí, tengo la patente y apenas lo estoy sacando a la luz pública.

 

El síndrome de J. Aniston lo padece gran parte de nuestra sociedad. Este síndrome genera confusión ante lo desconocido, como principal síntoma:

 

Al existir muchas Cirilas que no conciben una vida sin matrimonio —así se tengan que casar una, dos o quince veces, pero darán con ese príncipe azul que a ellas les prometieron de chiquitas y no van a descansar hasta encontrarlo— la visión periférica de su contraparte, la soltería, les hace parecer esa vida sin pareja como una absoluta pérdida de tiempo.

 

Otro síntoma es el aliento continuo a quienes ellas creen que padecen de “soltería”:

 

Quien sufre este síndrome, alienta constante y repetidamente a la “pobre soltera” con frases manidas e incómodas tipo: “No te preocupes, amiga, te juro que tu hombre ideal va a llegar en cualquier momento”, pues para ellas, la soltería es equivalente a coctel antidepresivos.

 

Un tercer síntoma es la perseverancia:

 

Quien padece el síndrome de Jennifer Aniston mantiene los ojos bien abiertos para no dejar escapar a ningún “potencial príncipe azul de su amiga” y le cuadra citas a ciegas o “encuentros casuales” a su amiga, con hombres que nada que ver.

 

¿Y acaso Jennifer Aniston estaba en depresión por su soltería? Eso no lo sé, no tengo la menor idea, de hecho no me importa, pero no puedo evitar ver, en la fila del súper, las portadas de revistas con un millón de chismes de la actriz: que si por fin encontró a su príncipe azul, que si por fin va a poder tener un hijo, que si por fin se le va a hacer su sueño de volverse a casar y tener la familia que con el bizcocho de Brad Pitt no logró.

 

La pregunta que no puedo evitar hacerme es si Jennifer Aniston, ¿de verdad?, padece de su propio síndrome o será simplemente que las revistas de chismes son hechas por mujeres que padecen de él. O probablemente algo le saben a la gran mayoría femenina, que compone el público objetivo de este tipo de revistas? ¡Vayan ustedes a saber!

 

Lo que les puedo asegurar es que, cualquiera que sea el caso, el síndrome de Jennifer Aniston, a estas alturas de la vida, es más un juicio en la cabeza de las mismas mujeres y de muchos hombres, que una preocupación real en la vida de una soltera feliz.

 

Bonito lunes.

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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