¿Por qué cambiamos nuestro apellido por el suyo al casarnos?

La tradición de cambiar nuestro apellido de solteras por el de nuestro esposo, tiene sus raíces en el siglo XIX, pero, ¿porqué ellos no usan nuestro apellido al casarnos? o mejor aún, ¿por qué no cada quien conserva el suyo?

Como bien reseña Quartz, la tradición de usar el apellido de nuestro cónyuge proviene del siglo XIX cuando en Inglaterra se tenía la idea de que la mujer era propiedad del esposo. Imagínate que ninguna chica podía tener una cuenta de banco ni podía votar porque era en su esposo en quien recaían esas obligaciones. Así de injusto.

Pese al avance que como sociedades hemos tenido, la costumbre de cambiar nuestro apellido por el del cónyuge parece no molestar a los estadounidenses.

Para muestra los resultados de Center for Survey Research at Indiana University, que arrojó que 70% de los encuestados creen que la mujer debe cambiar su apellido por el de su esposo, mientras que el 50% cree, incluso, que debe ser un requerimiento legal.

Resulta más sorprendente que únicamente entre un 5 y 10% de las mujeres casadas decide mantener su apellido, pero ¿por qué las chicas toman esta decisión?

De acuerdo con Laura Hamilton, profesora asociada de Indiana University, "nos dijeron que las mujeres deben perder su propia identidad cuando se casan y se convierten en una parte del hombre y  de su familia. Esta fue la razón dada por muchas mujeres".

Otros argumentos dados por las mismas mujeres fueron por cuestiones religiosas o por mera practicidad.

¿Por qué no mejor conservar, cada uno, sus propios apellidos? Uno no es propiedad del otro como para cambiar su apellido, ¿no crees?