5 cosas que aprendimos gracias al porno feminista

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Hace no muchos años apareció por primera vez el término “Pornografía Feminista”, un movimiento liderado por mujeres feministas que encontraron un gran vacío en la industria del porno.


Y cómo no… si el porno tradicional objetiviza a la mujer al máximo por estar 100% enfocado en el placer masculino. Según los reportes de PornHub en 2014, sólo 23% de sus usuarios son mujeres, ¡en todo el mundo!


Pero no es que a las mujeres no nos guste el porno, sino que, como bien lo dijo Rashida Jones, el porno convencional sexualiza a las mujeres objetivándolas en lugar de exaltando su sexualidad.


El porno feminista está intentando cambiar esta realidad, y ha dado grandes pasos en este camino. Este año ya compiten en su propia categoría en los premios XBiz, han dado conferencias de porno feminista y en abril celebraron sus propios premios (Feminist Porn Awards).


En Mic platicaron con Erika Lust y Sarah Beall, ambas pioneras en el porno feminista, sobre lo que es crear porno que realmente refleje la realidad del sexo. Esto fue lo que encontraron:


1. El sexo real no empieza cuando uno se besa ni termina cuando alguien se viene


Hombres y mujeres respondemos a diferentes estímulos. Como 50 Shades of Grey ha comprobado, las mujeres nos prendemos mucho más rápido cuando planteamos las escenas en un contexto real.


Las mujeres necesitamos visualizar un contexto, por eso el porno feminista tiene una narrativa que le da contexto a los personajes, a las locaciones y a la historia y sobre eso viene el sexo. Según Lust, uno de los grandes aciertos del porno feminista es que los personajes actúan en situaciones naturales y comunes y son únicos y atractivos a su manera.

 


2. Las mujeres disfrutamos del sexo tanto como los hombres


Las estadísticas demuestran que sólo 25% de las mujeres tienen orgasmos por penetración (algo que definitivamente no refleja el porno convencional)… así que el porno feminista se concentra en representar las fantasías femeninas y en darle salida a la estimulación oral o manual, tanto como las mujeres queremos.


Porque para ellas es clarísimo que las mujeres disfrutamos de la estimulación tanto como los hombres.


3. A las mujeres nos gustan los hombres normales


Estas creadoras están probando la teoría de que a las mujeres nos gustan los hombres normales, los que podemos ver en la calle, los que se sientan junto a nosotras en la oficina, y que es con ellos con los que fantaseamos.


Si bien nos encantan los hombres buenotes del gimnasio, nuestras fantasías suelen ir enfocadas a escenarios realistas como los que podrías compartir con tu compañero de oficina, un chico con un físico totalmente promedio.


Así que están casteando actores porno de medidas reales, algunos con pancita, algunos con entradas, algunos muy flacos, algunos demasiado blancos de las piernas, así… como son los hombres reales. Porque son estos hombres los que realmente nos excitan.

 


Incluso tienen un movimiento: #MakeLoveNotPorn


4. La gente feliz tiene buen sexo


Cuando una persona se siente cómoda, segura, agusto con su cuerpo y con su pareja, tiene buen sexo. Esto pudiera sonar lógico, pero ¿cómo llevas esto a la pantalla?


Estas chicas decidieron trabajar con parejas reales o con actores que ya se conocen entre sí para generar esta buena química que nosotras queremos ver en la película. Para que haya buen sexo tiene que haber empatía, química… y esto se nota y es parte de la fantasía.


En el porno feminista esto se cuida desde la producción y el casting. Los actores se sienten empoderados durante las filmaciones y pueden tomar la iniciativa y ser proactivos en sus escenas, todo para que la relación en la cama sea mucho más natural y por lo tanto, creíble.


5. Las mujeres celebramos el porno real en toda su desordenada extensión


Hay muchas detractoras del porno feminista. Líderes feministas como Andrea Dworkin y Gail Dines creen que el porno en sí mismo es anti feminista y no debería promoverse. Las creadoras de porno feminista, por el contrario, ven en este género una oportunidad para lograr mayor equidad de género.


Por eso ellas celebran el sexo real en toda su desordenada extensión, incluyendo las risas, los silencios, los ruidos y los fluidos que acompañan toda buena sesión de sexo. “Nos gusta mostrar cómo son los cuerpos femeninos reales y cómo reaccionan ante los estímulos reales”.


Para ellas es sumamente empoderador ver a personas igual que nosotras teniendo sexo satisfactorio, consensuado y divertido. Sexo real. Esto les dice a las mujeres que está bien ser cómo son, está bien tener gustos diferentes y que son sexys como son.

 


Este movimiento empezó bajo la premisa “¿Por qué no hago una película porno que yo quiera ver?”. A las primeras realizadoras de porno feminista les chocaba el porno convencional, no las motivaba lo suficiente, no las prendía, se quedaba corto…


Buscando dentro de ese vacío de experiencias encontraron la forma de empoderar a las mujeres a través de un género que muestra el sexo como nosotras mujeres lo percibimos.


¿Han visto algo de porno feminista?


 

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