Slow Sex: una nueva tendencia

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Ante el embate de la tendencia “fast & furious” en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida, ha surgido en los últimos tiempos una corriente reivindicativa de todo lo contrario: el movimiento “slow”.


Primero relacionado con la comida, esta ideología se ha extendido a otros espacios cotidianos y propone reducir el ritmo de nuestras actividades, disfrutar más del camino (no sólo de la meta) y abogar por la calidad y no la cantidad. Pues bien, este movimiento slow también ha llegado (al parecer para quedarse) a las relaciones de pareja y no estamos hablando de los tantras o del arte de retrasar la eyaculación. El slow sex es mucho más que eso y lo que propone es que ralenticemos y disfrutemos más de todas las etapas de una relación sexual, sin metas ni objetivos definidos que puedan perturbar su desarrollo, y, por supuesto, sin whatsapps, emails o sms de por medio.


Ideal para parejas de larga duración


Dicen los expertos que esta tendencia slow es ideal para aquellas parejas cuya relación se ha enfriado un poco y que necesitan volver a calentar motores, o cuando el sexo se ha vuelto algo monótono y previsible. En esto, afirma la sexóloga Debbie Hernenick, las mujeres resentimos más el “enfriamiento” en la relación.

 

De acuerdo con un artículo publicado por Hernenick en la revista para hombres Gal Time.com, titulado 5 Steps to slow sex (Cinco pasos para el slow sex): “Las mujeres necesitan una media de 10 a 20 minutos para estar suficientemente excitadas para el clímax, dependiendo del método y de cada mujer”. La especialista agrega que esto puede ser un problema “cuando se lleva tiempo con la misma pareja”. Las hormonas que facilitan el encuentro, cuando se acaba de conocer a alguien, desaparecen con el tiempo.


Diferente forma de excitarnos


Otro artículo, de la revista Men’s Fitness, titulado Why Slow sex is better (Porque el slow sex es mejor), firmado por la psicóloga Belisa Vranich, apunta una verdad tan grande como una casa: “Que una mujer esté mojada, no quiere decir que se encuentre cerca del clímax”.


En esto coincide Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga y directora del Institut Clinic de Sexología, de Barcelona. Según Molero, en las mujeres “hay una cierta desconexión entre la mente y la respuesta sexual, que no existe en el hombre. Se han hecho estudios en los que se ha sometido a mujeres a estímulos eróticos y se ha visto como sus cuerpos reaccionaban como si estuvieran excitadas, pero ellas no tienen esa conciencia”. De hecho, existe un trastorno de la excitación genital persistente, “algo muy poco común, pero en el que la mujer experimenta los síntomas de la excitación sexual, aunque no haya recibido ningún estímulo y ella no se sienta así mentalmente”.


Poco a poco


El slow sex apuesta por retardar el orgasmo con la sencilla técnica de cambiar de postura o parar cuando vemos que nos vamos acercando al clímax. Lo que promete un placer final mucho más intenso.

 

En su libro Slow sex (Sexo sin prisas), Diane Richardson propone algunas “posturas rotativas sobre el eje de conexión genital”, es decir, ir cambiando de posición, sin perder la conexión genital, para que los movimientos, profundidades y ritmos de las pelvis creen nuevos estímulos. La idea es variar de movimiento cada vez que se está cerca del orgasmo, para prolongarlo.


¿Qué te parece? ¿Te animas a probarlo?

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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