¡Shhhht! Que Cirilo no lo sepa…

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¿Les ha pasado que se reúnen con una amiga y su novio/esposo/arrejunte y de repente te sientes superincómoda porque básicamente cada que hablas la cajeteas? Mmmm cómo explicarlo, como si ya hasta miedo de abrir la boca te da pues no sabes qué historias le ha contado a su Cirilo y qué no puede saber ni de broma. Y no hablo de infidelidades o cosas locas, sino de cotidianidades simples.

 

Hace un tiempo me junté con una amiga —que dejó de serlo— y su pareja de ese entonces. Llevaban juntos un titipuchal de años, de esas parejas que juras que son casi perfectas pero en realidad estás equivocada.

 

Nos vimos en un restaurante muy bonito, dos, tres copas de vino después comenzamos a platicar de lo que se supone que todos sabíamos. Pues no. Resulta que Cirilo no conocía muchos aspectos de la vida de Cirila que para mí era normal que conociera su pareja.

 

Ahí les va un ejemplo: Cirilo llevó a un viaje sorpresa a Cirila a Huatulco, según porque ella no conocía, y digo “según” porque Huatulco era uno de sus destinos favoritos con el exnovio. ¡Hola! ¡Tengo una vida antes que tú, nuevo novio! ¿Normal, no?

 

Pues Cirila decidió hacerse la idiota durante diez días en su viaje, yendo a lugares que ya conocía y repitiendo restaurantes con el pretexto de que se los habían recomendado. No hay nada de malo en repetir, pero si me parece un poco freak en no aceptarlo.

 

Claro, yo y mi bocota: “¿Te acuerdas aquella vez que no pudiste ir a mi cumple porque te fuiste a Huatulco?”, obvio no mencioné el nombre del ex, lo que estaba claro era que hablábamos de historia patria en la que el nuevo novio no estaba en el panorama. Tensión absoluta, Cirilo miró confundido y fue entonces que un taconazo me llovió por debajo de la mesa, automáticamente mi amiga tomó la palabra y me abrió los ojos de ¡shhht! “no me fui a Huatulco, amiga, acuérdate que esa vez estaba visitando a mi familia…” en no se dónde fregados.

 

No lo pude creer, sin embargo, no soy tonta, supe que debía callarme.

 

“Ya vengo, voy al baño”, casualidad de los diez minutos después del taconazo. Mi amiga me acompañó, normal, todas las mujeres van juntas al baño. No demoré en preguntarle qué estaba sucediendo.

 

Resulta que Cirila no le contaba la mitad de su vida a Cirilo porque no quería que pensara que era una descocada que se iba con los novios de viaje, entre muchas otras cosas. What!!!!!!!!

 

¡Lo único que faltaba era que le dijera a Cirilo que era virgen!

 

Entonces me miró Cirila con un tanto de vergüenza. “¿¡Le dijiste que eras virgen?!” pregunté con las pepas de los ojos fuera de su órbita. “No, pero que él era el segundo”. ¡Por amor al divino baby! No mam@r #PorFavorGracias.

 

Y así, parece que existen muchas Cirilas que ocultan quién sabe cuánto de su vida, con tal de parecer la mujercita perfecta que un machito cualquiera desea a su lado.

 

¿¡Pero qué caraja necesidad de presentarse a los hombres como no son de verdad!? ¡Un hombre que no acepta a una mujer tal y como es, con un pasado tal y como lo tenga, no es lo suficientemente hombre para conservarla a su lado!

 

Ese día pasó a la lista de los días que más avergonzada me he sentido, no por cajetearla y casi tirarle su show del terror a la que solía ser mi amiga, sino por exclusiva decepción de darme cuenta lo doble moral que muchas Cirilas pueden ser a la hora de conquistar a su “gran amor”. ¡Cuántos no viven engañados!

 

#QuéOso #HeDicho

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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