¿Qué es Gamergate?

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Si estás inmerso en el medio videojugador, es probable que ya hayas escuchado algo sobre el conflicto Gamergate. Te explicamos lo esencial para que puedas tener una perspectiva más amplia.

 


A finales de agosto de este año varios escándalos relacionados en mayor o menor medida con los videojuegos se juntaron y dieron pie al inicio del “movimiento”. Fueron principalmente los siguientes:

 

-Se vuelve pública gran parte de la vida sentimental y sexual de Zoe Quinn, desarrolladora independiente, gracias a que su ex novio decidió ventilar detalles de cómo habían terminado su relación, insinuando que se acostó con gente de la industria para recibir más atención para su juego indie, Depression Quest.

 

-Anita Sarkeesian y su serie de videos feministas Tropes vs Women in Video Games, han estado en el ojo del huracán desde su lanzamiento por su tono radical. Justo mientras se desarrollaba el asunto anterior, ella tenía otro video listo y los “haters” no se hicieron esperar.
 



Zoe Quinn. Foto: Creative Commons

Sarkeesian ha recibido amenazas muy explícitas que la han hecho salir de su casa, y algunos aseguran que ha fingido muchas más con tal de seguir recibiendo apoyo.

 

En marzo, un grupo anónimo dijo que pondría una bomba en los GDC Awards si no le retiraban el premio Embajador (el premio le fue otorgado y la amenaza no se cumplió) y más recientemente, que si no cancelaba su participación en un foro feminista en una universidad de Utah, ella y todas las feministas allí presentes serían asesinadas porque habían “arruinado la vida” de quien envió ese correo. A esta exigencia sí tuvo que hacer caso, pues la ley en Utah permite llevar armas y no le pareció seguro dar la conferencia.


-La petición de un “periodismo de videojuegos” más serio, enfocado en su totalidad en los juegos y con una ética más clara de las personas responsables del mismo. Es decir, menos “lucha social” y más hablar sobre nuestra forma de entretenimiento, y evitar mostrar los posibles lazos de amistad u otra cosa con los desarrolladores dándoles preferencia y más exposición. 


En Estados Unidos se descubrió una lista de correos exclusivamente compuesta por periodistas de sitios grandes. Por medio de ella, se discutía qué temas valía la pena cubrir y cuáles no. El caso específico que se descubrió fue el de Zoe Quinn, pero hay quienes asumen que esa es su manera de trabajar y por eso muchos parecen seguir la misma línea y hablar de lo mismo.

 

¿Qué les pasó a las mujeres gamer?

 

Estas situaciones generaron un descontento que explotó en redes sociales y en sitios especializados, y el actor Adam Baldwin le acuñó el término “Gamergate”. A partir de ahí, constantemente aparecía en Twitter como Trending Topic y artículos fueron escritos tratando de denunciar la situación. Pero una cosa se hizo evidente: había mucho odio en la comunidad.



A raíz de la atención que estaba recibiendo este tema, algunas periodistas y desarrolladoras, todas mujeres, también recibieron amenazas por emitir su opinión. Todo el acoso recibido, que en un caso incluía su dirección (para que viera que iba en serio), les hizo temer por su seguridad y decidir dejar el medio por un tiempo, o quizás definitivamente.

 

El movimiento Gamergate se volvió confuso. ¿Qué quería conseguir? ¿Los que lo apoyaban estaban implícitamente de acuerdo con las actitudes abusivas de quienes proferían insultos y amenazas? Muchos de estos eran simples trolls de internet, que se escudaban bajo una supuesta pertenencia al mismo para ventilar sus frustraciones e intimidar a los demás.
 

Foto: Especial


Anti-Gamergate: El desenlace

 

En un punto, las personas que simplemente querían disfrutar de sus juegos y respetar a los demás parecían ser las menos. Todos debían opinar sobre el tema, y defenderlo o ser detractor significaría el odio del grupo contrario.

 

Llegaron al límite. Ayer, una nueva oleada de tuits llegó a la red social bajo el hashtag “StopGamerGate2014”.  La escalada en la intolerancia y violencia de personas “sin rostro” hicieron que miles se cansaran y quieran acabar con este tóxico tema.


Eso no significa que el odio se termine. Los problemas de fondo demostrados por todo este torbellino de dimes, diretes e intimidación seguirán presentes a menos que estemos conscientes de ellos.    


¿Apoyar Gamergate? Conclusiones

 

Entre lo rescatable de Gamergate es permitir que todos tengan una voz y pidan lo que quieren ver en los medios. Pero no todo en nuestra vida son juegos, y a veces queremos compartir con ustedes otro tipo de cosas, o hablar de situaciones que aquejan a la comunidad. Como lectores, son libres de sugerir lo que quieren ver, de saltarse contenidos y de estar en total desacuerdo con lo que ven.


Lo que no podemos seguir pasando como aceptable es la actitud provocadora que a base de insultos y amenazas busca hacer menos a otros y coartar su libertad. Nadie necesita víctimas, pero menos victimarios.


El feminismo no se trata de odiar a los hombres ni de buscar tener más privilegios que ellos, tampoco de pretender que el sexismo únicamente se da hacia la mujer. Asimismo, el periodismo no se trata de dictaminar verdades absolutas y definir lo que el público debe opinar, ni de promocionar “porque sí” lo que nos da la gana.


Si queremos una comunidad y un periodismo que pueda ser tomado en serio, la primera base de todo debe ser el respeto que dé lugar a un diálogo y consiguientemente a acuerdos.


Con información de Vox, BBC y Kotaku.

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