Hagas lo que hagas, NO tires los tampones a la taza
Con tantos productos amigables con el medio ambiente, nuestro cuerpo y bolsillo, deberíamos seriamente considerar dejar de lado la práctica de introducirnos un cilindro de algodón y otras sustancias en la vagina y que corramos el riesgo de padecer síndrome de shock tóxico (sí pasa, no es una leyenda urbana).
No tiene nada de malo usar tampones. Yo los uso a veces y creo que las mujeres deberíamos usar libremente los productos para la menstruación que más nos convengan. Lo que sí está mal es tirar los tampones al escusado. ¿Por qué? Por una simple razón.
NO son biodegradables.
El drenaje no está diseñado para transportar cosas que no sean desechos humanos o papel higiénico. Objetos como tampones, toallitas húmedas, cabellos o condones pueden atorarse en la tubería debido a que los microorganismos del drenaje no pueden degradarlos.
Según Matt Flegenheimer del New York Times, tan solo en Nueva York se han gastado más de 18 millones de dólares para lidiar con las toallas atascadas en las plantas de tratamiento de la ciudad. El estudio no comprende productos como los tampones, pero éstos sin duda están en la lista de objetos que no es buena idea tirar al escusado.
Ante la duda, la próxima vez tira el tampón a la basura. A la basura. A la basura. Y si no hay basurero, guárdalo en tu bolsa con todo el dolor de tu corazón y tíralo discretamente en el bote más cercano. Hazlo por el planeta (y por los millones que cuesta al gobierno deshacerse de los objetos extraños en el drenaje).