Redes sociales y blogs afectan la autoestima de las mujeres

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Cifras recientes revelaron que las mujeres son más activas que los hombres en redes sociales, sobre todo en Twitter, Pinterest y Facebook. De acuerdo a varias publicaciones (Newsweek y Forbes entre ellas) el tiempo invertido por las internautas podría tener efectos negativos en sus usuarias, debido al bombardeo de mensajes aspiracionales al que están expuestas. Lo anterior se suma a la creciente evidencia de que el uso intenso de internet contribuye al incremento de ansiedad, depresión en incluso psicosis. Las chicas de Bits en Imagen nos tienen la explicación.

 

Como ejemplo, cuando el nuevo manual de diagnóstico y estadística de trastornos mentales (DSM por sus siglas en inglés) se publique el año entrante, el Desorden de Adicción a Internet será incluido por primera vez debajo del apéndice “para futuro estudio”. China, Taiwan y Korea aceptaron el diagnostico recientemente y empezaron a tratar el uso problemático de la red como una crisis nacional grave. En esos países decenas de millones de personas (casi el 30% de sus adolescentes) son considerados adictos, lo cual ha traído trágicas consecuencias: una pareja que descuidó a su hija real por cuidar a una virtual hasta que la niña muriera de hambre, o un hombre que asesinó a su madre porque esta le pidió que se desconectara.

Aunque el efecto de la red en mujeres occidentales –principalmente- podría no ser tan extremo, eso no implica que no sean dañino.

 

En el caso de Pinterest, en el que 82% de su tráfico son mujeres, la mayoría de sus contenidos provienen de publicaciones y sitios de estilo de vida femeninos como Elle, Vogue o House Beautiful. Uno de estos sitios (Jezebel) defendió a la popular red social al afirmar que este permite a las mujeres crear una imagen de su vida ideal al coleccionar fotografías.

El mensaje de Jezebel no es nada nuevo. Más bien remite a la filosofía detrás de la prensa creada para mujeres por décadas, cuyas lectoras han aprendido a apreciar pero también a luchar en su contra. Ejemplo de lo anterior es la medida que el propio Pinterest tomó recientemente al prohibir contenidos con el tag “thinspiration” (inspiración de delgadez) en los cuales las usuarias posteaban links e imágenes relacionadas con la pérdida de peso.

 

Tanto Pinterest como Facebook y otras plataformas digitales cuentan como principales contenidos información sobre estilo de vida. Uno de los terrenos con mayor presencia femenina son los blogs, en los que sus autoras no publican artículos científicos o de política, sino anécdotas personales y la promoción de sus marcas personales. Así, las blogueras crean a través de sus foros el ideal de vida femenino del nuevo milenio. Desde “cómo usar pasteles en el verano, hacer tu propio accesorio para el pelo, hornear los cupcakes perfectos” hasta “cómo educar a tu bebé”. Todo mostrado a través de estéticos filtros de Instagram que hablan más sobre el narcisismo de su autora que de un servicio “instructivo” real para sus lectoras.

Las críticas a los contenidos de estilo de vida no se han hecho esperar. Get off my Internets es un portal dedicado a encontrar las fallas del giro en blogs y sus creadores. La mayoría de los sitios mencionados pertenecen a mujeres. Y es que como explica su fundadora Alice Wright, no es que GOMI pretenda enfocarse en ellas, es que el sexo femenino domina el mercado de lifestyle.

 

“GOMI publica sobre gente que actúa como imbécil. No tiene nada que ver con la configuración de sus genitales. Los participantes de GOMI no son todos mujeres y cuando he posteado sobre hombres provocan el mismo número de comentarios que cuando lo hago sobre mujeres. No hay tantos blogs de lifestyle masculinos qué reportar, eso es todo. Puedes generalizar todo lo que quieras, pero el hecho es que simplemente hay más mujeres vaciando sus cerebros sobre sus teclados que hombres. No es una decisión consciente, es lo que está disponible para diseccionarse y discutirse.” dijo.

Mientras Wright ve los blogs de estilo de vida como una fuente interminable de críticas, Meghan Murphy, fundadora de Feminist Current y anfitriona de un podcast del mismo nombre, percibe en el contenido aspiracional en línea como boards de decoración o blogs de maquillaje un propósito mucho más vil: quitarle atención a asuntos mucho más importantes y mejorarte a ti mismo reduciendo inequidades sociales.

 

“Creo que este tipo de sitios y tendencias en realidad pretenden distraer a las mujeres. Como si debiéramos concentrarnos en bajar de peso constantemente. Nos da algo en qué pensar ¿cierto? Entonces en lugar de juzgar esas ideas y la industria que hace que las mujeres se sientan constantemente inadecuadas, seguimos ejercitándonos, haciendo dietas, comprando o lo que sea. La mayoría de esos mensajes aspiracionales son realmente vacíos. Tienden a reforzar binarios de género y la idea de que existe algún tipo de “energía femenina natural” que las mujeres deben ser buenas, gentiles, positivas, felices y agradables. ¡Qué opresivo! Es muchísima presión. ¿Las mujeres no pueden enojarse por el estado en el que está el mundo? ¿No deberían estarlo? Nadie es feliz todo el tiempo y eso está bien, es lo que significa ser humano.”

 

¿Qué tan dañinos son estos contenidos?

Investigaciones de la Universidad de Buffalo, indican que las mujeres que basan su valor en su apariencia son más proclives a publicar auto retratos en foros masivos que buscan la aceptación y auto validación. Sin embargo, no existe mucha más información ni investigación al respecto.

 

 

El psicólogo de la ciudad de San Franciso, Keely Kolmes dijo: “A pesar de haber mucha investigación alrededor de la imagen de sí mismas, comparación social e imágenes mediáticas de mujeres, no hemos visto aún investigaciones significativas sobre cómo las redes sociales, blogs y medios basados en texto influencian las percepciones de las mujeres sobre sí mismas.” Agregó: “Si las lectoras de estos contenidos lo hacen por entretenerse es una cosa, pero sería bueno notar el auto discurso que le sigue a la exposición, mismo que generalmente ocurre. Escucha la voz en tu cabeza cuando terminas de leer o te miras en el espejo. Piensa en tus propias metas y sueños y qué guion es el que estás escuchando. “

Pero los golpes nuestra imagen no son privativos de las mujeres ni provienen únicamente de sitios como Pinterest o blogs de estilo de vida. Las redes sociales permiten a sus usuarios estar al pendiente de la vida de sus conocidos (y no tan conocidos) y mencionada posibilidad tiende a impulsar nuestra naturaleza competitiva. Así, los “logros” de personas cercanas pueden provocar depresión, envidia e ira entre el internauta expuesto a las noticias.

La columnista Lesley Kinzel, de –irónicamente- el sitio femenino más popular de Estados Unidos, xojane.com publicó al respecto:

“La teoría de comparación social apareció como concepto a mitad de los años 50, mucho antes de que existiera el internet e inspirara a sus mujeres a preguntarse si sus lavadoras eran realmente limpias o si sus técnicas de maternidad dejarían a sus hijos con serios complejos de abandono. La idea ha cambiado mucho desde entonces, pero su premisa básica es la misma: la gente tiene el hábito de compararse con otras personas y pretenden obtener información sobre sí mismos a partir de esa comparación.”

 

Kinzel establece dos tipos de comparaciones: hacia abajo y hacia arriba. La del primer tipo: “vemos a gente que percibimos como peor que nosotros, o que personifican un aspecto nuestro que no nos gusta y usamos esta apreciación para distanciaron o disociarnos de estas cosas. La comparación hacia abajo nos brinda la oportunidad de exorcizar nuestras propias inseguridades en alguien más como escape psicológico.” La opuesta, hacia arriba, implica "asociarnos con cosas positivas que vemos en otras personas –aquellas atractivas o exitosas- que nos inspiran. Sin embargo, es común entre mujeres que estas comparaciones cultiven una desesperanza aspiracional que cualquiera que haya estado en contacto con revistas de moda en su vida ha experimentado. Las mujeres son proclives a compararse con ideales poco realistas que perciben como ‘normales’”.

Entonces la “comparación social” es anterior a Internet y puede resultar ingenuo y hasta injusto echarle la culpa a Pinterest o Facebook de “causar que las mujeres se sientan insatisfechas con sus vidas” como establece Kinzel.

Pero si bien no son los responsables originales ni únicos, ¿es correcta la proliferación de contenidos que promueven la comparación social "hacia arriba"?

Esperamos tus comentarios.

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