Cuando te dicen que eres la mujer más increíble… y luego se van

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A todas nos ha pasado… y a las que no, les aseguro que les pasará en cualquier momento.

 

Conoces a alguien, empiezan a salir, la historia fluye, miel sobre hojuelas, mariposas en el estómago, largas pláticas por teléfono, mensajitos de WhatsApp al despertar, las buenas noches al final día…

 

Y claro… Las palabras.

 

Más allá de los te quiero y los te amo (que si un hombre suelta muy pronto es fácil darnos cuenta cuando miente), hay frases que parecen salidas del mismo libro y que nos echan a andar la cabeza y el corazón.

 

Frases como “Nunca había conocido a alguien como tú”, “Eres la persona más ______ (inserte aquí cualquier adjetivo que te describa) que he conocido”, o “Eres perfecta” nos taladran las ideas y se nos quedan grabadas a fuego.

 

Porque nos las creemos… ¡Y hacemos bien en creérnoslas! Nosotras sabemos que somos todo eso y más, sabemos que somos guapas, inteligentes, divertidas, simpáticas, amables, cariñosas, comprensivas… Sabemos que no habían conocido a nadie como nosotras porque somos únicas y sí, somos perfectas.

 

Y nos fascina que el tipo en cuestión se dé cuenta de todo esto que somos, nos da esperanza ver que lo nota y parece valorarlo, tanto como para decírnoslo. Estas frases nos hacen creer que esta persona que tenemos enfrente nos comprende, nos conoce, se alegra de habernos conocido y sobre todo, agradece que una persona tan chingona como nosotras lo haya elegido a él.

 

Si la historia continúa y se forma una relación estable y saludable, todo bien. Esas frases tienen todo el sentido del mundo. Pero, ¿qué pasa cuando el Fulanito que te dice que eres perfecta y que nunca había conocido a alguien como tú, desaparece?

 

¿Qué pasa cuando el que te dice que eres la mujer más inteligente / guapa / simpática del mundo elige a otra para ser su pareja?

 

¡Se nos cae la autoestima al piso! Y es lógico, ¿quién en su sano juicio dejaría ir a la mujer más hermosa del mundo? ¿O a la más lista? ¿O a la única que lo hace feliz? Así que dudamos de que todas esas cualidades sean nuestras…

 

El problema con esas frases (que estoy segura sacan del mismo manual de patanismo) es que nos hacen cuestionar lo que somos, nos hacen dudar de ser merecedoras de un buen amor y de una relación sana, porque si esa persona con la que todo parecía fluir y que notó nuestras maravillosas cualidades se va… Lo lógico sería pensar que es porque realmente no somos tan maravillosas.

 

Y duele.

 

Cuesta trabajo recoger los pedacitos no de nuestro corazón, porque muchas de estas historias en las que desaparecen ni siquiera te dan tiempo a enamorarte, sino los pedacitos de tu autoestima, de tu orgullo maltratado y puesto en duda.

 

Cuesta trabajo separar lo que piensas de ti misma de lo que pensó ese tipo que se fue, porque cuando nos dicen estas cosas, nos hacen sentir valoradas. Y la necesidad de reconocimiento es una de las más profundas.

 

Me encantaría que muchos hombres leyeran este texto y quemaran ese libro de frases vacías. Que se dieran cuenta del impacto que tienen estos comentarios y se propusieran no hacerlos si no los sienten o si no piensan quedarse.

 

Pero la realidad es que seguiremos escuchándolos… Lo que sí podemos hacer es, a partir de ahora, separar las decisiones de terceros de nuestros pensamientos sobre nosotras mismas, para tratar de mitigar un poquito ese sentimiento de…. “¿Quién demonios dejaría a la mujer más _____________ del mundo?”

 

Si sientes que esta historia la has vivido miles de veces no dejes de leer el libro de Caro Saracho, "Mesa Para Una". Lo encuentras aquí

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