Soy una chica fácil

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En las últimas 2 semanas he visto muchos artículos sobre mujeres “fáciles” y aunque el término me sigue haciendo ruido  rescaté la esencia de lo que los medios catalogan como una chica fácil, empezando porque a las chicas fáciles, las realmente fáciles, no nos importa lo que los hombres piensen de nosotras, vamos por la vida siendo fáciles sin preocuparnos.


Aprendí también que las chicas fáciles podemos hablarle a los hombres sin ponernos nerviosas y somos directas a la hora de expresar lo que queremos, desde un café hasta instrucciones en la cama. Somos directas, supongo que porque las chicas fáciles pensamos que la vida es demasiado corta para andar con sutilezas.


Descubrí que a las chicas fáciles (o zorras como nos dijeron en otro artículo) no nos importa usar escotes y faldas cortas tanto como no nos importa lo que las otras chicas opinen al respecto. Nos vestimos para nosotras mismas aunque eso puede no gustarle a todo mundo o haga pensar a los hombres que el escote es una invitación cuando puede ser sólo una expresión del cuerpo.


Las chicas fáciles hablan de sexo como hablan de cocina, sin pena ni tabúes. Le llamamos a las cosas por su nombre y no nos ponemos rojas al hacerlo porque el cuerpo humano es una máquina maravillosa en cada uno de sus rincones. También podemos hablar de cómo nos gusta el sexo y no por eso es una invitación a la cama y podemos contar una aventura sexual sin que signifique que la hemos repetido 200 veces con hombres diferentes.


Según estos artículos las chicas fáciles siempre quieren sexo y yo me pregunto ¿quién no? Todos los seres humanos queremos sexo todo el tiempo y pensamos en sexo todo el tiempo, sólo que habemos mujeres a las que no nos da pena decirlo.


Pero como esto puede confundirse con que queremos sexo con cualquiera, las chicas fáciles somos acosadas por hombres que sólo quieren sexo y, según los medios, estamos obligadas a siempre decirles que sí, porque somos fáciles.


Y por supuesto estamos solteras… porque a los hombres no les gustan las chicas fáciles (más que para tener sexo, claro). Y según estos artículos vemos pasar citas y citas que terminan en la cama sin que ninguna se convierta en amor.


Analizando todos los puntos que describen a una chica fácil concluí una cosa:


Soy una chica fácil.


Tomo la decisión que me parece mejor en el momento en que tengo que tomarla, desde decirle hola a un chico hasta llevármelo a la cama. Digo las cosas que pienso porque sé lo que quiero y no tengo ganas de perder el tiempo.


Disfruto el sexo como cualquier hombre y como todas las mujeres deberían, sin ataduras y sin tabúes, sin que sea una manera de premiar o castigar a mi pareja sino porque me fascina tener orgasmos igual que a cualquier mujer debería fascinarle.


No me acuesto con cualquiera, me acuesto con quien YO quiero, en la primera cita o en la 10ª. Esto no me hace fácil ni difícil, me hace humana.
¡Basta de etiquetarnos! Basta de ser las mismas mujeres las que nos ponemos estos adjetivos tan sexistas, basta de limitar la sexualidad de la de al lado, basta de criticar las decisiones de las demás, basta de juzgar desde nuestra silla lo que no conocemos.


En la medida en que nosotras nos empecemos a quitar estas etiquetas y dejemos de usarlas para referirnos a alguien que toma decisiones diferentes a las nuestras seremos una sociedad mucho más justa y equitativa y chicas, créanme, cuando una aprende a decir lo que quiere se ahorra muchos malos entendidos y se puede ganar muchas risas, tanto en la cama como en la vida.

 

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