No es por egoísmo, ni vanidad: me arreglo para mí porque tengo que ser la energía que deseo atraer

Eiza González posa durante una sesión de fotos para la revista Vogue con una corona de flores rojas en la cabeza
Instagram
Recibe lo mejor de nuestro contenido en tu correo SUSCRÍBETE

Al hacer click en Suscribirme quedarás registrad@ a nuestro boletín el cual podrás cancelar en cualquier momento.

La más grande lección que aprendí a los 19 años fue "que nadie te haga dudar de tu valor, ni tú mismo".

Por eso deseo compartir esta carta sobre cómo aprendí a aceptarme como soy físicamente.

Pasé toda mi adolescencia sintiéndome el patito feo de mi familia y de mi escuela. No sólo por fuera, sino también por dentro.

Aunque con los años, aprendí a apreciar que había cosas de mi personalidad que me hacían extraordinaria. "Todo a tu alrededor es extraordinario y eso te incluye a ti", descubrí poco a poco. No así respecto a mi físico.

Cómo aprendí a aceptarme a mí misma físicamente

Si bien tuve el privilegio de tener un cuerpo "normativo" (delgado, funcional), me sentía fuera de lugar frente a mis primas y compañeras de escuela rubias, con narices respingadas. 

Mi nariz aguileña, mi acné y mi vello grueso no ayudaban en nada. Ahora todo mundo celebra la belleza natural, en aquel entonces ésa no era la norma. 

Y busqué en la aprobación en uno que otro muchachito que veía a través de mi "fealdad". Esas relaciones siempre me dejaron vacía. Me apagaron poco a poco.

Carta sobre cómo aprendí a aceptarme físicamente

Después de que se iban, me quedaba sintiéndome aún más "fea" y fuera de lugar que antes. 

Aunque conforme paso el tiempo, me volví a encender porque yo siempre puedo, siempre pude y siempre podré.

Y claro, descubrí que una vez que me encendía por dentro, todo lo que me pusiera y todo lo que hiciera me iría bien

Porque no es lo mismo maquillarse queriéndote transformar por completo que porque te gusta.

Y tampoco es lo mismo hacerse uno que otro arreglito por gusto que por miedo a no ser aceptada.

Sí, yo defiendo a quienes se hacen alguna que otra cirugía plástica, siempre y cuando tengas claro que los efectos de los procedimientos estéticos pueden ser pasajeros, pero tu esencia es eterna

Carta sobre cómo aprendí a aceptarme físicamente

Y así como cuido de mi cuerpo, estoy continuamente trabajando en mí, para y por mí. No es egoísmo, ni vanidad, es que me di cuenta a los 19 que tengo que ser la energía que deseo atraer.

Crédito de fotos: Instagram @intothegloss e iStock

 

Compartir en Facebook compartir en twitter, se abrirá en otra ventana Compartir en Pinterest Agregar a favoritos Enviar por correo electrónico