Si no lo valora... no lo merece

Si no lo valora... no lo merece
Si no lo valora... no lo merece
Recibe lo mejor de nuestro contenido en tu correo SUSCRÍBETE

Al hacer click en Suscribirme quedarás registrad@ a nuestro boletín el cual podrás cancelar en cualquier momento.

Mientras escribía un artículo sobre cómo sentirte más cómoda estando desnuda pensaba en que muchas veces no es nuestra percepción la que nos limita, sino la de la persona que tenemos a un lado.

 

Y me acordé de todos esos novios de mis amigas que les “sugerían” meterse al gimnasio, o que las juzgaban cuando se comían esa hamburguesa gigante, recordándoles que habían batallado para ponerse los jeans esa mañana.

 

A nosotras nos parecía lo más chistoso del mundo mientras éramos adolescentes, y no pensábamos que detrás de esos comentarios se escondiera un monstruo baja autoestimas.

 

Afortunadamente ninguna de mis amigas se casó con ese novio, y  la mayoría de ellos están echando panza mientras mis amigas son más guapas cada día que pasa.

 

Y entonces entendí que muchas de nuestras inseguridades vienen de lo que otros opinan de nosotros… principalmente la opinión de nuestras mamás y de nuestras parejas.

 

Yo también tuve un noviecito tarado que me dijo que yo sería su mujer perfecta si pesara 20 kilos menos…

 

Tardé mucho tiempo en poder contarle esto a mis amigas o en hablarlo sin sentirme mal conmigo misma. Cada vez que pensaba en sus palabras, aunque racionalmente sabía que él era un imbécil por decirlas, me calaban y me sentía gorda.

 

Aunque yo nunca me había considerado fea o gorda, él consiguió hacerme sentir incómoda con mi cuerpo, consiguió que considerara apagar la luz por primera vez en mi vida, consiguió que dejara de caminar desnuda por mi cuarto cuando él estaba presente. Me hizo sentirme mal con mi cuerpo, me hizo odiarlo un poquito.

 

Aun así… yo se lo seguía prestando. Durante todo el tiempo que estuvimos juntos él tuvo acceso a mi cuerpo aunque le parecía gordo.

 

Perdonarme a mi misma ese préstamo fue de lo que más trabajo me costó cuando terminamos.

 

En realidad él no hizo nada, más que ser un patán (y encima de todo terriblemente feo y con los dientes más chuecos que he conocido en mi vida) pero yo le permití herirme en una fibra que nadie había tocado antes. Le permití abollar mi autoestima, le di el poder de cambiar la percepción que yo tenía de mi cuerpo y encima le permití seguirlo disfrutando.

 

Le permití hacerme sentir que me estaba haciendo un favor por querer mi cuerpo. Él no hizo nada, yo le di ese poder y yo hice míos esos sentimientos tan negativos sobre mi cuerpo.

 

Perdonarme eso y mirarme nuevamente al espejo después de él me costó muchísimo. Al final entendí el error que cometí al quedarme con él y darle acceso a mis lonjas.

 

Si no le gustaban… ¿para qué se las prestaba?

 

Y ahí radica el error que muchas mujeres cometemos… Le damos poder a las personas a nuestro alrededor para opinar sobre nuestro físico y nos adueñamos de su percepción sobre nosotras mismas.

 

Excepto él, todos los novios y parejas que he tenido, han amado cada una de mis curvas, las han disfrutado y elogiado en toda su extensión. Y así debería de ser. Pero la huella que me dejó ese idiota tardó mucho tiempo en borrarse.

 

¿Por qué prestarle tu cuerpo a quién lo denigra? Después de él esto me quedó clarísimo… Mi cuerpo es perfecto, en cada una de sus lonjas y músculos, es perfecto, es mío, y es una máquina maravillosa que me permite estar viva.

 

Si no te gusta… no tienes nada que hacer con él. No permitan que nadie, nunca, las haga sentir mal sobre su cuerpo, sobre cualquier parte de su cuerpo.

 

Nosotras somos las peores juezas al respecto y siempre estamos viendo la forma de mejorar lo que no nos gusta… Si te sobran kilos seguro vives tu vida a dieta, si te sientes muy delgada seguro comes demasiado, cada una trata de cuidar su cuerpo y de ocuparse de él lo mejor que puede como para permitir que un extraño las haga cuestionarse y cambiar su autopercepción.

 

Mantener nuestra autoestima alta es complicado… amarnos como somos, con todos los defectos, es complicado. Dejar que alguien más nos critique es un grave error.

 

Si no lo valora… no lo merece. Entre más pronto entendamos esto menos trancazos vamos a sufrir en la vida.

Compartir en Facebook compartir en twitter, se abrirá en otra ventana Compartir en Pinterest Agregar a favoritos Enviar por correo electrónico