"Hambre, memorias de mi cuerpo": De cómo una escritora comió hasta olvidar su violación

Hambre, memorias de mi cuerpo: De cómo una escritora comió hasta olvidar su violación
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“Me rompieron, y para entumecer el dolor de aquel destrozo comí, comí y comí”, escribió Roxane Gay.

Roxane Gay es una escritora, ensayista y activista de Estados Unidos, reconocida por sus columnas en The New York Times y The Guardian.

Gay publicó un libro en el que se recopilan muchos de sus textos, titulado Mala Feminista. Hoy, da a conocer su nueva autobiografía "Hambre, memorias de mi cuerpo", en la que narra la violación grupal que sufrió a los 12 años, y de cómo ésta la llevó a detestarse, sentir vergüenza y culpa.

 


El sentimiento de auto-odio, a su vez, derivó en un problema severo de sobreobesidad.

 

“Empecé a comer para cambiar mi cuerpo, es algo que hice de manera intencionada”, explica la autora, quien llegó a pesar 261kg de masa corporal, más el infinito peso sentimental.

A pesar del visible cambio en su cuerpo, Gay guardó en silencio el motivo de su autodestrucción. Su reacción fue parte de un “escudo” contra el mundo.

 

“Sabía que no sería capaz de soportar otra violación como aquella, de modo que comí porque pensé que si mi cuerpo se volvía repulsivo, podría mantener alejados a los hombres, sería más despreciable, y ya conocía demasiado bien su desprecio”,

Podemos resentir la horrible escena, a través de la narración que hace Gay en su libro:

 

 

 

“El pasado está descrito en mi cuerpo. Cargo con él todos y cada uno de los días. A veces siento como si el pasado pudiera matarme. Es una carga muy pesada. En mi historia de violencia hubo un chico. Yo le quería. Se llamaba Christopher. En realidad no se llamaba así, pero no hace falta que os lo diga. Christopher y varios de sus amigos me violaron en el bosque, en una cabaña de caza abandonada, donde nadie salvo aquellos chicos podía oír mis gritos”



Gay ha luchado durante años contra los prejuicios raciales, en favor de la igualdad de género y por su propia identidad.

Hoy pesa menos de 200kg, pero está “hambrienta por dejar de sentir dolor”.

Continúa su análisis sobre un mundo que obliga a las mujeres “a no ocupar espacio, ser delgadas y pequeñas, porque, si somos vistas, debemos agradar a los hombres y resultar aceptables de cara a la sociedad”. El mismo mundo que asocia la autoestima y la felicidad, a estar delgadas.
 

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