“Llevar un anillo de compromiso va contra ser mujer”: La polémica declaración de una feminista

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Aceptémoslo, muchas de nosotras soñamos con recibir un anillo de compromiso, aún si nos consideramos fuertes e independientes, pero, ¿será que esta joya es una muestra de machismo?

  

La periodista colombiana Matilde Sascuín, puso la discusión sobre la mesa luego de publicar su polémica columna “Sin pelos en la lengua” reproducida por la BBC, en la que asegura que al recibir el anillo de compromiso nos convertimos en ‘objetos de otra persona’.

 

“Llevar un anillo de compromiso va en contra del feminismo y en contra de ser mujer. El anillo es un símbolo de una cantidad de cosas que son completamente contrarias al ideal de la mujer independiente y autónoma capaz de resolver su propia vida. Es un símbolo de pertenencia a otra persona”, escribió Sascuín.

 

También contó que el anillo de compromiso, más allá de simbolizar la unión o el amor, es una forma de mostrar la solvencia económica del hombre.

 

“Cuanto más grande el diamante, mayor valor se le da a la mujer que lo lleva. Eso me parece grave porque significa objetivizar a una mujer, darle un valor en pesos. Y el valor de una mujer va mucho más allá de lo económico”.

 

A su parecer, la argolla de matrimonio es menos ‘molesta’, porque su uso es más igualitario. “La argolla de matrimonio me molesta menos porque se la pone la mujer y el hombre, además no es tan ostentosa ni suele ser símbolo de dinero y poder”.

 

Pero sobre todo, Matilde está en contra de que, desde la infancia muchas mujeres crezcan con la idea de que comprometerse (y casarse) será su mayor logro en la vida.

 

“Se les enseña a que vean el matrimonio como si su objetivo o su salvación fuera conseguir un hombre que tenga el suficiente dinero para comprarles una roca enorme de diamantes, ponérselas en el dedo y demostrarle al mundo que le pertenecen”.

 

Y por si pensabas que estas afirmaciones las hace porque nunca recibió un anillo de compromiso, esto es lo que piensa al respecto: 

“Estuve casada dos veces y nunca quise ponerle el anillo. Si mis exparejas me hubieran pedido la mano creo que me habría entrado la risa. Aunque no creo que hubieran llegado a ese punto porque hubo una conversación previa. Fue una decisión mutua en ambos casos y ellos compartían mi punto de vista”.

 

 

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