La historia de Liliuokalani: la primera y última emperatriz de Hawái y su lucha por las mujeres

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Quizá no hayas escuchado hablar sobre Liliuokalani, pero su historia es una tan inspiradora como trágica y por eso en esta ocasión te contamos más sobre la primera y última mujer que estuvo en el trono de Hawái.

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Quién fue Liliuokalani

Lydia Kamakaeha nació el 2 de septiembre de 1838, en Honolulu; pero no fue hija de los entonces monarcas, sino que pertenecía a un clan de alto estatus en la región y su madre era asesora del entonces emperador Kamehameha III.

No obstante, por su ascendencia noble fue adoptada informalmente como ‘hānai’ por la familia real y educada al igual que sus hijos biológicos.

Desde los 15 años, Liliuokalani fue cortejada por diversos hombres e incluso estuvo comprometida una vez antes de casarse en 1862 con John Owen Dominis, un miembro del personal del futuro rey, nacido en Estados Unidos.

La pareja se conocía desde la infancia, pero su matrimonio fue uno muy infeliz, pues Dominis la engañó en varias ocasiones y ella peleaba constantemente con su suegra, quien discriminaba a la joven por ser hawaiana.

Aunque nunca tuvieron hijos, ella decidió adoptar a tres hijos hānai, desafiando los deseos de su hermano y su propio esposo.

La primera y última mujer monarca de Hawái

Tras la muerte de hermano hānai, David Kalākaua, en 1891, Liliuokalani fue proclamada reina, pero su reinado duró poco, pues tan solo dos años después un golpe de estado liderado por estadounidenses le quitaría el cargo.

Esto ocurrió porque una de sus primeras acciones como gobernante fue enmendar la constitución y restaurar el poder a la monarquía y al pueblo hawaiano, algo que causó temor entre plantadores de azúcar y empresarios por la amenaza de que eso significara pérdida de ingresos y la influencia de la Reina.

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Posteriormente, en 1985, fue encarcelada durante ocho meses por su supuesto conocimiento de un intento contrarrevolucionario de sus partidarios, algo que nunca se comprobó y más tarde fue puesta en libertad condicional.

Aunque intentó varias veces recuperar la soberanía de Hawái, nunca lo consiguió y en 1900, se anexó la región al territorio estadounidense.

Pese a ello, Liliuokalani nunca dejó de abogar por la libertad de su país, incluso en el exilio, hasta su muerte en 1917 a la edad de 79 años.

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Su educación no fue nada placentera

quién fue Liliuokalani

En su vida posterior, la monarca declararía que su tiempo en la Escuela Infantil de los Jefes —más tarde conocida como la Escuela Real— fue una de las peores etapas de su vida, pues el internado dirigido por el misionero Amos Starr Cooke la hizo pasar noches sin comer y enfrentar una epidemia de sarampión en 1848.

Esta acabó con la vida de un compañero de clase y de su hermana menor, hasta su cierre en 1850, tras lo cual fue enviada a la escuela diurna dirigida por el reverendo Edward G. Beckwith, donde logró posicionarse como una de las alumnas más destacas.

Liliuokalani era una talentosa compositora 

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Una de las pasiones de Liliuokalani era la música y se convirtió en una prolífica compositora, creando más de 160 canciones durante su vida. Entre estas destacaron la conmovedora ‘Aloha Oe (Adiós a ti)’ y ‘He Mele Lāhui Hawaiʻi’, pieza que fue el himno de este país de 1866 hasta 1874.

Y sí, sí escuchaste parte de esta melodía en 'Lilo y Stitch'.

Enfrentó una epidemia de viruela

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Antes de convertirse en la primera regente de la isla, en 1881, su hermano realizó una gira mundial, por lo que se quedó como autoridad interina durante su ausencia y fue en este período cuando un brote de viruela surgió en Hawái.

La epidemia afectó principalmente al pueblo nativo y la preocupación de Liliuokalani por sus ciudadanos era tal que ella misma visitó los hospitales y las aldeas más afectadas para ayudar con lo que pudiera sin temer el riesgo de contagio.

Un hito en los derechos de las mujeres

Más allá de ser la primera y última monarca de la isla, Liliuokalani buscó impulsar los derechos de las mujeres con la fundación de un banco que les permitía tener sus propios ahorros sin depender de un marido, un padre o un hermano.

Este también les posibilitaba acceder a préstamos por sí solas. Además, fundó escuelas para que las mujeres tuvieran una educación superior.

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