Todas las reflexiones que 'Roma' nos trajo sobre las trabajadoras domésticas

Todas las reflexiones que 'Roma' nos trajo sobre las trabajadoras domésticas
Foto: 'Roma', Netflix
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La más reciente película de Alfonso Cuarón ha sido descrita en varias ocasiones como "una carta de amor" hacia las mujeres que estuvieron presentes en su infancia. Y si bien es cierto que se aproxima de una manera sensible al tema de las nanas y las trabajadoras domésticas, la película Roma también tiene otras lecturas.

 

Cleo (Yalitza Aparicio) es una mujer oaxaqueña que vive en la colonia Roma con una familia compuesta por un matrimonio, cuatro hijos y la abuela. Adela (Nancy García) también apoya en las tareas del hogar a Cleo, aunque esta última es quien se concentra en apoyar en el cuidado y la crianza de los hijos.

 

 

Si bien la familia pertenece a la clase media y vive de un modo acomodado, lo suficiente para poder comprar coches nuevos y pagar el sueldo de dos trabajadoras domésticas y un chofer, es una familia que vive como lo hacían muchas familias en la década de los setenta.

 

Si bien el personaje de Cleo nos ayuda a dar mayor visibilidad a ese sector, no es en sí una "carta de amor", sino el reflejo de un oficio pocas veces visibilizado y en el cual se intercambian las prestaciones de ley o los horarios establecidos por el hecho de volver a esas mujeres "parte de la familia".

 

Y justamente creo que hay pequeños momentos en la Roma que nos recuerdan eso. Como Cleo cuando está sentada con la familia y la señora Sofía (Marina de Tavira) le pide que le traiga un tecito de manzanilla al señor. O cuando vuelven del viaje cansados y los niños le piden un licuado a Cleo.

 

Cleo es también la persona que nos recuerda a las miles de mujeres que han cuidado y siguen cuidando a los hijos de otras familias dejando a sus hijos en sus pueblos, al cuidado de sus abuelas o sus tías, pues es una de las únicas maneras de garantizar educación.

 

Roma nos deja también con una espina dentro provocando que cuestionemos lo que hemos hecho por dejar de precarizar las condiciones de mujeres como ellas, tan ajenas a la pantalla en muchas ocasiones, pero también tan ajenas a nuestra realidad.

 

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