'El primer hombre en la Luna': el lado oscuro de esta conquista espacial

Después del éxito de La la land, el joven director de cine Damien Chazelle vuelve a la pantalla grande con una película que aborda una parte de la vida del astronauta Neil Armstrong (Ryan Gosling): El primer hombre en la Luna.

La cinta se estrenó en la función inaugural del Festival Internacional de Cine de Morelia, en donde también estuvo presente el director de la misma.

El primer hombre en la Luna aborda la vida de un personaje muy famoso, pero tiene el acierto de aproximarse desde la intimidad y de retomar algunos hechos menos conocidos para el público fuera de los Estados Unidos (y quizá dentro de éste).

También nos muestra las diversas aristas del momento, las protestas contra las enormes cantidades de dinero invertidas en la gran hazaña, la improvisación de los avances tecnológicos y las vidas que costó lograr llegar a la Luna.

A diferencia de otras películas espaciales, algunos de los momentos de mayor tensión de El primer hombre en la luna están en la Tierra y no en el espacio. Para ello, Damien Chazelle hace uso de varios recursos, como la cámara en mano que constantemente acompaña a los personajes y nos recuerda constantemente su camino errático.

También se aproxima a lo que cuenta con encuadres cerrados que nos permiten notar las expresiones de los personajes y nos recuerda esa imperfección presente en todo el proceso.

A pesar de los muchos aciertos, Damien Chazelle no logra recuperar el ritmo presente Whiplash (hasta ahora mi favorita del director), y la película cae en varios momentos, lo que alarga innecesariamente la película. Sin embargo, logra transmitirnos el espíritu de la época e incluso preguntarnos en qué bando nos habríamos situado.

En México, el estreno en salas comerciales de El primer hombre en la luna será este viernes 9 de noviembre.

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